ACTORES INTERNACIONALES:
definición y tipologías
→ Tipología clásica
El actor internacional es
aquella unidad del sistema internacional (entidad, grupo, individuo) que goza
de habilidad para movilizar recursos que le permiten alcanzar sus objetivos,
que tiene capacidad para ejercer influencia sobre otros actores del sistema y
que goza de cierta autonomía.
Según RUSSETT y STARR, la
calidad de actor internacional se fundamenta en tres elementos:
a) La unidad ha de llevar a
cabo funciones continuadas y significativas.
b) La unidad es tomada en
consideración por parte de los elaboradores de la política exterior
c) La entidad tiene cierto
grado de autonomía o libertad a la hora de tomar decisiones.
En este caso, la definición
de actor internacional está en relación con el sistema interestatal.
MERLE parte de una
definición amplia de actor internacional. Él mismo escribe: «Por “actor” hay
que entender toda autoridad, todo organismo, todo grupo e, incluso, en el caso
límite, toda persona capaz de “desempeñar una función” en el campo social; en
nuestro caso concreto en la escena internacional». El autor francés dibuja tres
tipo de actores internacionales:
-
Estados
-
Organismos intergubernamentales
-
Fuerzas transnacionales:
·
Organizaciones no gubernamentales
·
Firmas multinacionales
·
Opinión pública internacional
Para MERLE « que el Estado o
los Estados sean actores internacionales no elimina la existencia de actores no
estatales.» Hay que considerar el caso de las organizaciones interestatales o
intergubernamentales para preguntarse si estas instituciones, creadas y
animadas por los Estados, han adquirido, frente a sus miembros, el mínimo de
autonomía necesaria para desempeñar una función específica. Bajo la
denominación de “fuerzas transnacionales” se encuentran ejemplos de grupos que
asumen unas funciones y que ejercen una influencia más o menos grande sobre la
decisión de los otros actores.
→ Enfoques transnacionalistas
En este caso, hay que
destacar que el estado y la territorialidad pierden importancia y que la
transnacionalidad deja de constituir un “cajón de sastre” para adquirir
perfiles más definidos.
MANSBACH considera seis
tipos de actores:
a)
AGI: actores gubernamentales interestatales u organizaciones
intergubernamentales, x.ej., Organizaciones de Estados Americanos (OEA) o la
UNESCO
b)
ANGI: actores no gubernamentales interestatales, en referencia a grupos
e individuos que llevan a cabo actividad internacional, sin representar a sus
estados, x.ej., Amnistía Internacional, IBM o Shell.
c)
Estados: los estados, en referencia a la actuación del gobierno
central, terreno privilegiado del análisis realista
d)
AGNC: actores gubernamentales no centrales, en referencia a la
actuación de los gobiernos locales (x.ej., CCAA con presencia internacional)
e)
AING: actores intraestatales no gubernamentales; es decir, grupos
privados del ámbito nacional que mantienen relaciones directas con actores
internacionales, al margen de su gobierno, x.ej., PSOE, la Academia Sueca
(Premio Nobel de Literatura)
f)
Individuo: personas que, merced a su prestigio personal y a título
individual, ejercen una actividad destacada en la escena internacional, como
científicos o artistas.
La tipología de MANSBACH
distingue entre actores públicos y actores privados. Con los actores públicos o
gubernamentales (AGI, estados y AGNC) y los actores privados o no
gubernamentales (ANGI, AING e individuos). MANSBACH plantea lo que él denomina
un “sistema conglomerado complejo” que no es otra cosa que la presentación en
forma de matriz de todas las interacciones posibles entre os seis tipos de
actores reseñados. Como apunta CATERINA GARCÍA, el «el término “conglomerado”
hace referencia a la mezcla de materiales y de elementos diversos que se agrupan
sin asimilarse. La idiosincrasia, el rasgo primario de este sistema, es la
existencia de diversos tipos de actores diferentes que se agrupan según las
situaciones específicas y forman distintos alineamientos difusos y flexibles en
base a los objetivos que se pretenden alcanzar y a los medios que deben
movilizarse para ello.»
A)
EL SISTEMA DE ESTADOS: LA
LÓGICA DE LA DIFERENCIA
En algunas ocasiones el
Estado es presentado como actor privilegiado o casi único (x.ej., autores
realistas clásicos como HANS J. MORGENTHAU). En otras ocasiones el analista
parte del papel cada vez más reducido de los estados (gobiernos nacionales) en
el sistema internacional, tal y como ocurre en el caso de los autores
transnacinalistas, como MANSBACH. En tanto que afirmación o en tanto que
negación, el estado se convierte en referencia continuada a la hora de analizar
el sistema internacional. Se puede hablar, al mismo tiempo de crisis y de
consolidación del estado.
La consolidación del estado
como forma de organización política es una evidencia en términos numéricos.
Sólo hay que recordar que la Organización de las Naciones Unidas ha pasado de
51 miembros, firmantes originarios de la Carta de San Francisco en 1945, a 191
en 2003.
La crisis del estado, está
asociada al desafío que supone para los gobiernos nacionales otro tipo de
actores. Así, el desarrollo de las organizaciones internacionales o la
globalización de la economía, acompañada del reforzamiento de las empresas
transnacionales, son ejemplos en dicho sentido.
a)
Soberanía y territorio
En términos internacionales
el Tratado de Westfalia (1648) supone el punto de partida de un nuevo mundo, en
el que la anterior multiplicación de autoridades y de lealtades (príncipes,
emperador, papa) da paso al monopolio de la autoridad política sobre un
territorio determinado. El principio central del Tratado de Westfalia era
simple pero a la vez novedoso: el monarca será soberano en su territorio.
Desaparecía la posibilidad de una autoridad externa o superior a la del monarca
(emperador, papa).
Los elementos constitutivos
del estado moderno son tres: territorio, población y gobierno, con autoridad
para gobernar sobre los otros dos. El estado se diferencia de cualquier otro
actor porque goza de un status legal único, goza de soberanía. Lo que diferencia
al estado de cualquier otro actor y lo que iguala a los estados entre sí. En
términos jurídicos, todos los estados son iguales, en tanto que todos son
soberanos. Art. 2.1. de la Carta de las Naciones Unidas y desarrollado en la
resolución 2625 (XXV) de la Asamblea General de Naciones Unidas.
«Todos los estados gozan de la igualdad soberana. Tienen iguales
derechos e iguales deberes y son por igual miembros de la comunidad
internacional, pese a las diferencias de orden económico, social, político o de
otra índole.»
HEDLEY BULL indica que la
soberanía incluye “la soberanía interna, que comporta la supremacía sobre
cualquier otra autoridad existente entre la población o en el territorio” y la
soberanía externa que significa “no supremacía, sino independencia de cualquier
autoridad externa”. La soberanía externa se traduce en que ninguna autoridad
puede decir al estado cómo actuar. No existe ningún superior jerárquico con
autoridad legítima para decir al estado lo que tiene que hacer. Es
independiente.
DANIEL COLARD, apunta desde
el Derecho Internacional Público que “soberanía no significa que el estado no
esté sometido a reglas obligatorias que le son superiores; significa que no
está sometido sin su consentimiento a ninguna autoridad ni organismo que le
imponga una obligación”
La independencia objetiva
del Estado alcanza todo su valor en el sistema internacional cuando es
reconocida por los otros miembros del sistema de estados. El reconocimiento es
el ejemplo de partida que nos muestra que toda consideración sobre el papel de
n estado en el sistema internacional se ha de expresar en términos de relación.
En el terreno jurídico, la
relación entre estados soberanos viene determinada en la actualidad por una
serie de principios contenidos en la Carta de las Naciones Unidas. Entre los
cuales destacan tres grandes principios:
a) Principio de la igualdad
entre los estados (art.2.1) (x. ej. Un estado, un voto)
b) Principio de la no
intervención o de la no injerencia (art. 2.7) (corolario lógico de la
soberanía)
c) Principio de no recurrir a
la fuerza (art. 2.4) tiene por objeto que un estado no recurra a la amenaza o
al uso de la fuerza contra la integridad territorial o la independencia
política d otro estado y la guerra se ve abolida, salvo en casos de legítima
defensa (art.51)
La experiencia de cincuenta
años de funcionamiento de Naciones Unidas no sirve para saber que los
principios han sido habitualmente vulnerados.
Otra característica que
diferencia al estado de otros actores es la disposición de un territorio (terrestre,
aéreo y marítimo). Ningún otro actor dispone legalmente de un territorio. Todo
territorio del mundo tiene un soberano. Se podría decir que la soberanía “crea”
el territorio.
Los criterios jurídicos nos
dan un punto de parta que, desde las relaciones internacionales, hemos de
relativizar sobre la base de la capacidad y de la habilidad de cada entidad
soberana para ejercer un efectivo control sobre su territorio y para llevar a
cabo sus objetivos. El enfoque funcional de las relaciones internacionales se
centrará en la habilidad de cada entidad para movilizar recursos de cara a la consecución de objetivos determinados y
en la capacidad de la misma para ejercer influencia sobre el comportamiento de
otros actores del sistema internacional.
b)
Estados frente a estado
La diferencia entre los
estados viene dada, en primer lugar, por un elemento obvio: su edad. En la actual Asamblea General de
Naciones Unidas se sientan estados jóvenes junto a estados viejos. La
descolonización masiva en la década de los sesenta significó la aparición de
una multitud de estados que se delimitaron a partir de fronteras
administrativas de origen colonial y que carecían de recursos humanos adecuados
(ingenieros, médicos, diplomáticos, etc.) para dirigir y gestionar el país. De
manera genérica se puede apuntar que los estados jóvenes tienen enormes
hándicaps, en comparación a los viejos estados. Hándicaps en múltiples sentidos
– pobreza, falta de infraestructuras, sociedades no consolidadas dentro de sus
fronteras – que nos permiten hablar de países en crisis. Hoy es un lugar común
vincular los estados fracasados o estados fallidos (failed states) con
seguridad en general (la de los propios habitantes de dichos países y la del
resto del planeta)
Consejo Europeo de Salónica
2003, JAVIER SOLANA:
«En muchas partes del mundo, el mal gobierno, posconflictos civiles y
la facilidad de adquisición de armas ligeras han llevado a un debilitamiento
del poder del Estado y de las estructuras sociales. En algunos casos se ha
producido algo cercano al colapso de las instituciones del Estado (Somalia,
Liberia y Afganistán). La debilidad del Estado es explotada con frecuencia por
elementos criminales. Cuando los Estados se descomponen, la delincuencia
organizada toma el relevo. Las actividades delictivas que se desarrollan en
estos países afectan a la seguridad de Europa.»
Tras la edad, otros dos
elementos tangibles nos permiten apreciar la diversidad actual entre los
estados: su territorio y su población. En términos territoriales, Naciones Unidas alberga
191 estados que van desde las dimensiones de Rusia (17 millones de km2 )
hasta las dimensiones de Mónaco (1 km2). El tamaño del territorio no
es un valor per se. La ubicación del territorio y su riqueza son cuestiones a
considerar. En lo que respecta a la riqueza del territorio, no hace falta
recordar la trascendencia política que ha tenido la concentración de los
recursos energéticos en algunas regiones del mundo.
La población, al igual que el territorio está repartida de manera
dispara a lo ancho del planeta (En el 2000 China tenía 1.253 millones de
habitantes y el Vaticano 1.000 habitantes). Si el tamaño del territorio ha de
contrastarse con otros muchos elementos cuantificables lo mismo ocurre con la
población. Incluso más que en el caso anterior ya que la “calidad” de la
población, en términos demográficos-culturales, es un factor decisivo para el
desarrollo de un estado. En este terreno los indicadores a considerar son muy
diversos: esperanza de vida, mortalidad infantil, analfabetismo, libros publicados,
etc.
c)
Estados ricos/estados pobres
Otros dos criterios son el tamaño económico y el tamaño militar de cada unidad política.
En lo que respecta al tamaño económico del estado, el PNB
constituye un primer indicador a considerar. Hay tres estados (Estados Unidos,
Japón y Alemania) que acumulan casi el 50% de la producción mundial (España
ocupaba la posición onceava en 2000). Sólo 16 estados tenían en 2000 productos
nacionales superiores al 1% del producto total mundial, y esos estados
acumulaban casi el 82% de la producción mundial, mientras que las 115 unidades
menos productivas del mundo sumaban en total un 1% de la producción mundial.
El PNB per capita es el siguiente indicador a considerar. Ha servido de
base al Banco Mundial para diseñar una clasificación aplicable a todos los
estados del mundo. El PNB per capita
nos muestra que en as últimas décadas las diferencias van en aumento entre el
sector privilegiado de estados y los demás. Así, “una quinta parte de la
humanidad, principalmente en los países industrializados, cuenta con las cuatro
quintas partes del ingreso mundial y otras oportunidades de desarrollo”
El Banco Mundial clasifica
los estados y territorios en tres grupos, según el nivel de PNB per capita: países de ingreso bajo, de
ingreso medio (subdividido en países de ingreso medio bajo y países de ingreso
medio alto) o de ingreso alto.
En 2002, sobre la base de
208 unidades contabilizadas por el Banco Mundial, el grupo de países de ingreso
alto estaba formado por 52 unidades entre las cuales se cuenta España, con
15.000 dólares. El grupo de países de ingreso medio sumaba un total de 90
unidades. Finalmente, el grupo de los países de ingreso bajo sumaba en 2002 un
total de 66 estados. Estos últimos, también calificados de países menos adelantados
o países pobres.
El aumento espectacular de
las diferencias entre países pobres y países ricos en las últimas décadas así
como el deterioro social generalizado en el Tercer Mundo y en algunas capas
sociales e los países ricos ha llevado al PNUD (Programa de Naciones Unidas
para el Desarrollo) a buscar indicadores que permitan captar el nivel de
desarrollo humano. De ahí la definición, a partir de 1990, del índice de desarrollo humano, ampliamente
utilizado en la actualidad por el sistema de Naciones Unidas, y formado “por
tres componentes básicos de desarrollo humano: longevidad, nivel de
conocimiento y nivel de vida. La longevidad se mide por la esperanza de vida.
El nivel de conocimientos se
mide mediante una combinación de alfabetización de adultos y promedio de los
años de escolaridad. El nivel de vida se mide mediante el poder adquisitivo,
sobre la base del PIB per capita
ajustado por el costo local de la vida. Junto al Índice de Desarrollo Humano
(IDH) se han desarrollado otros índices complementarios, como el Índice de
Pobreza Humana (IPH) y el Índice de Desarrollo por Sexos (IDS).
El IDH se considera más
explicativo que el PNB per capita ya
que éste no refleja la forma en que el crecimiento económico se traduce en
bienestar humano. El IDH distingue tres tipos de países: los del grupo de alto
desarrollo humano, formado por 53 países; un grupo de desarrollo medio, con 84
países y un tercer grupo, de desarrollo humano bajo, con 36 países.
d)
Estados armados
El tamaño militar del estado
constituye un criterio clásico a la hora de establecer jerarquías en el sistema
internacional. Así, podríamos fijarnos, según apuntan algunos autores, en:
“número de hombres movilizados o movilizables; tipo de armamento del que se
dispone; calidad y cantidades; calidad del liderazgo y de la organización
militares; nivel de gastos militares; industria y comercio de armamentos:
fabricación, exportación, importación, clientes y proveedores.
Todos los expertos en el
tema están de acuerdo en que el momento cumbre en el gasto militar a nivel
mundial corresponde al año 1986-1987. En ese momento, los grandes países en
términos armamentístico eran bien conocidos: los Estados Unidos y la Unión
Soviética
Si nos fijamos en la
relación entre el presupuesto militar del estado y su PNB, nos percatamos de
que, a lo largo de los 80, los países más militarizados del mundo se sitúan en
el Oriente Medio.
La reducción del gasto
militar a nivel mundial fue una constante desde finales de los ochenta hasta
1998. Esta reducción se sitúa fundamentalmente en América del Norte, Europa y
Oriente Medio. En cambio, África, Asia y América Latina fueron escenarios
continuados de aumento del gasto.
Los países pobres son los
que han ocupado y ocupan puestos proporcionalmente destacados por su gasto
militar con las consecuencias negativas que ello comporta a nivel de gastos
sociales (educación y salud) del estado.
Dejando de un lado la
industria militar nuclear, sometida por otra parte a un régimen legal de no
proliferación, los grandes suministradores de armas convencionales forman un
grupo reducido de países que entre 1996 y 2000 han exportado más del 85% del
total mundial, estado el total mundial calorado en dicho período en casi
104.000 millones de dólares. A título indicativa hay que destacar el papel desempeñado
por los cincos miembros permanentes del Consejo de Seguridad de Naciones
Unidas, ya que los supuestos responsables del mantenimiento de la paz a nivel
mundial desempeñan asimismo las veces de potencias exportadoras de armamento
hacia continentes conflictivos, donde radican la mayor parte de conflictos
armados.
Como apuntó el Informe sobre
el Desarrollo Humano 1994 “durante el decenio pasado, más del 40% de las ventas
de las principales armas convencionales se hicieron a potencias focos de
conflicto. De los proveedores, Brasil, China, España, Estados Unidos, Francia,
Italia, Libia, Rumania y la ex Unión Soviética figuraron entre los principales
infractores. Irónicamente, los países proveedores perdieron el control de la
difusión de las armas y más tarde han tenido que hacer enérgicos intentos para
recuperar las mismas armas que habían suministrado” (Francia acabó luchando
contra Irak, al que había suministrado armas, en la guerra del Golfo)
B)
LA NOCIÓN DE JERARQUÍA: LAS
POTENCIAS DEL SISTEMA
LOCKE, MAX WEBER o los
analistas de las relaciones internacionales distinguen entre el poder como recursos (la base del poder)
y el poder como influencia (el
ejercicio del poder de un estado sobre los demás). Esto es, el poder sólo se
puede entender como una relación entre estados y la estimación del poder debe
realizarse en las precisas circunstancias en las que la interacción tiene
lugar.
a) La intangibilidad del poder
Así, junto a los
recursos que dotan al estado de una
capacidad determinada (tener poder), éste debe gozar también de las estructuras
políticas, sociales y económicas que permitan al gobierno movilizar dichos
recursos nacionales y convertirlos en instrumentos de política exterior, con el
objetivo de ejercer influencia internacional (ejercer poder).
Algunos recursos intangibles
característicos son:
-
La cohesión de la población Þ así, en aquellos países en
los que un grupo se sienta ajeno al estado, éste tendrá una fuente de
debilidad. (Chíitas y kurdos al gobierno de Sadam Husein)
-
El nivel del compromiso individual con la persistencia del estado (el
caso de Israel en el seno del mundo árabe)
-
Actuación de determinadas personalidades políticas (Nyerere en
Tanzania)
-
La moral nacional (Estados Unidos, Francia)
Algunos de los recursos
intangibles apuntados serán decisivos en el momento en que el gobierno se
decida a traducir su capacidad nacional en una determinada influencia
internacional. Un elemento imprescindible en el proceso de movilización de
dicha capacidad es la voluntad política.
Así el proceso de ajustar determinados recursos a la persecución de ciertos
objetivos estará determinando por la voluntad de asumir funciones de dimensión
internacional: colonización, “misión civilizadora”, organización del
mantenimiento de la paz, mediación internacional, etc.
La voluntad o la falta de
voluntad para asumir dichas funciones es básica a la hora de valorar la
influencia que va a ejercer un estado.
En el proceso de movilizar
recursos para transformarlos en influencia, hay que tener en cuenta también la
dificultad que supone en muchos casos el disponer de recursos apropiados para
una situación dada. Es importante entender
en qué medida los diferentes tipos de recursos y los instrumentos de
influencia (diplomacia, disuasión militar, presión económica, etc.) pueden ser
sustituidos los unos por los otros.
Existe una mayor tendencia a
dar cada vez mayor importancia al poder soft (suave) frente al poder hard
(duro) y a multiplicar los espacios de cooperación (las instituciones y los
ámbitos multilaterales ganan en importancia) relega al pasado el discurso
tradicional de los recursos militares como determinantes últimos de los
poderosos en el sistema internacional. En términos generales, el poder es menos
coercitivo (menos militar).
El poder hoy en día es un
poder difuso, en términos de JOSEPH NYE “Difusión, que –según el autor
estadounidense- ha sido propiciada, como mínimo, por cinco fenómenos: la
interdependencia económica, los actores transnacionales, el nacionalismo en los
estados débiles, la extensión de la tecnología y los cambios en el escenario
político.
b) Las reglas del juego
Hay que hacer una distinción
entre el poder como suma de recursos que los estados poseen y la estructura
externa que condiciona dicho poder. Es decir, lo que algunos autores definen
como poder estructural: la habilidad para
determinar las reglas del juego en la política internacional. En otras
palabras, el poder como relación. Así, el poder de un estado es tal en la
medida en que éste es capaz de ejercer su influencia sobre otros estados y, aún
más, en la medida en que es capaz de establecer las reglas de juego (normas
jurídicas, prácticas sociales, regímenes internacionales). En este sentido es
importante conocer con exactitud el contexto en el que se va a desarrollar la
actividad del estado, ya que los recursos y los objetivos de un estado
adquieren sentido sólo cuando se ponen en relación con los recursos y los
objetivos de otros estados.
Nuestro concepto de potencia nos lleva a preguntarnos por los estados que establecen las reglas del
juego y que disponen de recursos y son capaces de movilizarlos para defender
dicha reglas. Después de varias décadas de asumir la existencia de dos
potencias – Estados Unidos y Unión Soviética – que estructuraban un sistema
bipolar, el hundimiento del bloque soviético planteó múltiples preguntas.
c) Las potencias: definición y clasificación
Se puede apuntar dos grandes
tendencias a la hora de definir el concepto de gran potencia:
1.
Algunos autores responden a la cuestión de qué es una gran potencia
centrándose en su capacidad para ganar en una guerra a otra gran potencia o en
su reputación como potencia militar, igualable pero no superable por ninguna
otra potencia.
2.
Otros autores consideran que una gran potencia es un estado cuya salida
del sistema supondría un cambio total en la estructura del mismo.
Se observará que la
definición genérica de potencia aquí retenida pretende aunar las dos
tradiciones: aquella que define a la potencia a partir de sus recursos (
poder-posesión) y aquella que lo hace a partir de la función equilibradora o
estructuradora que el estado cumple en relación con los otros estados
(poder-relación).
La construcción y la
evolución del sistema internacional desde 1945 hasta nuestros días es un
ejercicio nuevo en muchos sentidos. De ahí que nos veamos obligados a abandonar
la lógica histórica del sistema de estados europeos de los siglos XVIII y XIX,
donde el concepto de gran potencia servía
para definir a aquellos estados con recursos (más o menos equivalentes) de todo
tipo, incluido el militar que les daba el poder de coerción, y que creaban las
reglas del juego gracias a su participación en las guerras y en las grandes
conferencias diplomáticas. El equilibrio del poder entre las grandes
potencias (entre 5 y 7) constituía el mecanismo estabilizador del sistema. El
sistema internacional surgido de la segunda guerra mundial rompió con esa
lógica previa. Hablamos de varios tipos de potencias: la superpotencia, la
potencia hegemónica, la gran potencia, la potencia media y la potencia
regional. Fuera del marco de las potencias, existe un número amplio de estados,
a los que se le reserva los conceptos de estado pequeño y de microestados.
ANTONIO TRUYOL nos habla de:
-
grandes potencias
-
superpotencias
-
potencias menores
-
pequeños estados
MARTIN WIGHT introduce tres
tipos de potencias:
-
grandes potencias
-
potencias mundiales
-
potencias menores
MARCEL MERLE centra su
tipología en el alcance del estado:
-
Potencias mundiales: aquellos que están en condiciones de desempeñar
una función mundial
-
aquellos que desean desempeñar una función mundial pero cuya capacidad
reduce su influencia a un sector particular de las relaciones internacionales.
-
aquellos que disponen de capacidad para ejercer funciones de líder
regional
-
los que no desempeñan más que la función local más básica (preservar su
independencia)
TOYNBEE caracteriza a la
gran potencia como “la potencia política cuya acción se ejerce en toda la
extensión del ámbito máximo de la sociedad en cuyo marco opera” o, a partir de
MOSLER, nos dice que “lo que constituye la esencia de la gran potencia es la
capacidad para tomar parte activamente en la política mundial”. En suma, TRUYOL
acaba por definir las grandes potencias como “aquellas que se ven afectadas por
todas las cuestiones que en cualquier sector y aspecto del mundo interestatal
se susciten, aunque no participen en ellas directamente. Son las potencias con
intereses generales, que se contraponen a las potencias con intereses
particulares o limitados.”
Superpotencia Þ su alcance mundial viene
determinado por su poder de disuasión (su capacidad militar nuclear), que constituye la base de su
influencia en el marco internacional y que se traduce en la creación de zonas
de influencia (división del mundo) En esta definición se observa que la lógica
bipolar domina el sistema en su dimensión político-militar y que, por tanto,
hemos de hablar de dos superpotencias justamente en ese terreno. La
desaparición del sistema bipolar no significa la desaparición de los recursos
característicos de la superpotencia (militares y nucleares), sino la
desaparición de las reglas del juego en dicho terreno. Lo que siempre genera
incertidumbre. La desaparición de la Unión Soviética ha supuesto una revisión
del concepto superpotencia.
De ahí la aparición del
concepto potencia hegemónica, aplicado
a los Estados Unidos sobre la base de su capacidad para marcar las reglas del
juego en el terreno económico y en el terreno político-militar.
Gran potencia será aplicado tras la segunda guerra mundial a un grupo de países, con
intereses mundiales, que cumplen funciones diferentes en el sistema. Ese grupo
de países está formado, desde la perspectiva actual por Francia, Gran Bretaña,
China, Japón y la República Federal de Alemania. Como miembros permanentes del
Consejo de Seguridad y del Club nuclear, China, Francia y Gran Bretaña
desempeñan un papel jerárquicamente superior en el sistema internacional que
aúna historia, prestigio y voluntad política. Japón y la República Federal de
Alemania consiguen gracias a sus recursos financieros y comerciales convertirse
en erosionadotes del papel hegemónico de los Estados Unidos en el ámbito
económico internacional.
Potencia media Þ es muy utilizado en los
últimos años en referencia a países de tamaño grande o medio con una diplomacia
activa en ciertas áreas (derechos humanos, mediación, fuerzas de mantenimiento
de la paz) que les supone un gran prestigio. HOLBRAAD apunta que “las potencias
medias son aquellas que, debido a sus dimensiones, sus recursos materiales, su
voluntad y capacidad de aceptar responsabilidades, su influencia y estabilidad
están en vías de convertirse en grandes potencias.” (España, Italia, Canadá,
Brasil, India, México y Nigeria)
Potencia regional Þ se aplica a aquellos países
que por su peso y su política en un marco regional concreto desempeñan el papel
de gran potencia en ese ámbito geográfico, estableciendo las reglas del juego
en el mismo. (India y Pakistán; Irak y Siria; Marruecos y Argelia)
No hace falta indicar que la
mayor parte de los 191 miembros de las Naciones Unidas no pertenecen a ninguna
de las categorías aquí mencionadas, careciendo a nivel individual de
instrumentos de influencia y de papel alguno en la elaboración de las reglas
del juego. Éste es el grupo de los estados
pequeños o estados con una más que limitada participación en los asuntos
internacionales. En su seno habrá que distinguir una categoría muy especial de
estados, los microestados. La
concepción general de microestado gira en torno a sus reducidas dimensiones en
términos territoriales y/o de población. (250.000 habitantes como máximo).
1. Factores condicionantes del
poder del Estado.(PEARSON y ROCHESTER)
EL PAPEL DE LOS FACTORES
SISTEMÁTICOS
Los factores sistemáticos
están estrechamente relacionados con las explicaciones acerca del “interés
nacional” y de su papel en el diseño de la política exterior, toda vez que los
gobernantes a menudo definen el interés de sus países en términos de los
desafíos y las oportunidades en el mundo que los rodea. En general, los
gobernantes no tienen tanto control sobre los factores externos como el que sí
tienen sobre los factores internos.
Entre estos factores del
ambiente exterior de un país y que pueden afectar su política sobre esta
materia se encuentran los siguientes:
→ Geografía
Dentro
de las características más cruciales de la geografía y que pueden influir sobre
la política exterior, están en primer lugar las condiciones a lo largo de las
fronteras entre las naciones y en segundo término las distancias que deben
recorrerse hasta llegar a puntos clave de interés estratégicos. (El recurso de
la fuerza armada por parte de Alemania en la primera y segunda GM. por el hecho
de estar geográficamente aprisionados por Francia y Rusia). La tendencia que
muestran lo países en situaciones de amenaza cuando se encuentran en “sándwich”,
consiste en tomar la iniciativa con ataques sorpresivos a efectos de evitar
hostilidades prolongadas en los dos frentes.
Algunos
factores geográficos, tales como la posesión de recursos naturales vitales,
constituyen atributos nacionales. En este punto el interés se centra en
aquellos factores geográficos de naturaleza sistemática, tales como la
localización, el número de fronteras que se hace necesario defender y el grado
de acceso a varios puntos del globo. La geografía puede conferir al país ciertas
ventajas o desventajas que pueden afectar el comportamiento de la política
exterior en una gran variedad de formas incluyendo el alcance de sus intereses
y el grado de conflictos o de cooperación experimentado. Entre las posibles
ventajas de que puede gozar un país están el control de vías acuáticas
estratégicas o la lejanía entre países o potencias en conflicto. En la misma
forma, las desventajas geográficas pueden incluir a los territorios
prácticamente aislados siendo éste un problema que tienen más de 30 Estado en
el mundo que carecen de salida al mar, o aquellos que siempre han estado muy
cerca de los países en guerra.
Pero
así como las ventajas se pueden evaporar debido a los cambios tecnológicos, la
tecnología puede ser utilizada para superar ciertas desventajas.
Las
fronteras continúan siendo muy importantes en opinión de los jefes de gobierno
de las naciones-Estado (x.ej., China en el momento en que las tropas
norteamericanas se acercaron a su frontera durante al guerra de Corea). Algunos
analistas contemporáneos también han concluido que la proximidad geográfica
incrementa los conflictos, y otros argumentan que esta proximidad incrementa o
fomenta varias formas de cooperación interestatal que van desde el comercio y
el tráfico de turistas hasta los contactos diplomáticos.
® Interacciones y vínculos internacionales
Existe
evidencia de que el grado de similaridad o diferencia entre los países – esto
es, la “distancia entre ellos” en términos políticos, culturales y de otra
naturaleza – puede ser el factor determinante del volumen y de la naturaleza de
las transacciones que tengan lugar entre ellos. Hablando en términos generales,
entre más similares sean los países en términos de política y en términos
económicos y culturales, mayor será el nivel de su comercio mutuo, de sus
comunicaciones y de otras formas de interacción.
Es
muy raro que las democracias peleen entre ellas. La explicación ofrecida a este
patrón es que es difícil convencer a los habitantes de un país democrático a
apoyar una guerra contra otra sociedad abierta que comparte sus mismos valores
y a incurrir en costos sustanciales de vidas humanas y de recursos económicos
en tal proceso; una explicación adicional es el mayor compromiso que
supuestamente tienen las democracias respecto a las normas legales y a la
búsqueda de compromisos como también al obstáculo de oposición a la guerra que
representa para ellos la existencia de los parlamentos y cuerpos
representativos.
A
medida que existe un mayor número de democracias en el mundo, algunos teóricos
predican una era de “paz democrática”. Es necesario ser cuidadoso, tanto acerca
de la duración de las tendencias de democratización como de sus posibles
implicaciones. en algunos Estados puede no existir una clase media próspera e
influyente que se ha considerado como necesaria para una democracia estable.
Por lo tanto, las tendencias recientes de democratización pueden ser aún
frágiles.
Aun cuando se ha dicho que “esta ausencia de
guerra entre países democráticos es lo más parecido que podemos tener a una ley
empírica de las relaciones internacionales” debe recordarse que las democracias
plenas no aparecieron en escena en el
sistema de Estados de Westfalia sino hasta hace relativamente poco tiempo, esto
es, algo más de un siglo; y también podría ser que la simple probabilidad de
encuentros hostiles entre los Estados democráticos se presente en un mundo
altamente democrático. más aún, los investigadores han encontrado que las
democracias no han sido renuentes a enfrentarse en conflictos que no alcanzan
los niveles de intensidad de una guerra.
Un
sistema social de tal naturaleza puede definirse como un conjunto de entidades
interactuantes en forma continua y muy cercanas entre sí. Los efectos de estas
interacciones continuadas afectan a las entidades mismas y en ellas se observa
que comprometen la mayor parte de sus energías en el sistema.
En
la política internacional con frecuencia se encuentran “extraños compañeros en
la cama”, pues como lo dice un viejo proverbio “el enemigo de mi enemigo es mi
amigo”. (Presidente Nixon y Mao (China y Estados Unidos) para contrarrestar el
poder de la Unión Soviética)
Los
países altamente endeudados con las potencias internacionales, a menudo carecen
de los recursos financieros necesarios para adelantar proyectos de importancia
y pueden ser presionados por sus acreedores para el pago de sus obligaciones.
Los países que han proporcionado los recursos y las grandes potencias con
frecuencia se ven también ligados entre sí por ciertas interdependencias. Una
vez que los gobiernos invierten fuertemente en países extranjeros, van
desarrollando intereses en que sobrevivan los respectivos gobiernos.
® Estructura del sistema internacional
Existe
mucho debate de la forma como la estructura del sistema global afecta la
conducta de los actores. Tradicionalmente éste se ha centrado en cómo la
unipolaridad, la bipolaridad o la multipolaridad afectan las situaciones de
conflicto y de guerra. Como es obvio, estas teorías pueden llagar a ser muy
complejas y contradictorias. Se ha adelantado mucha investigación para evaluar
las diferencias entre países rivales sin que se haya llegado a u consenso,
excepto en la conclusión general de que la bipolaridad tiende a producir menos
situaciones de guerra de todo el sistema, esto es, “mundiales”, mientras que
permite luchas más focalizadas.
Análisis
recientes acera de las estructuras del sistema internacional han venido a
enfatizar un cierto proceso dinámico, esto es, la forma como los sistemas
cambian y se transforman a lo largo del tiempo. se han hecho descubrimientos en
el sentido de que los “ciclos largos” se repitan dentro del desarrollo del
sistema, y se ha podido establecer que después del auge viene el descenso y
luego un nuevo desarrollo posterior. De acuerdo con la teoría de los ciclos largos,
la dominación de los grandes poderes con el tiempo se va deteriorando
parcialmente por los altos costos económicos en la búsqueda y mantenimiento de
una hegemonía, lo cual conduce a que otros Estados desafían a los primeros, lo
que a menudo conduce a una guerra de gran envergadura. Como resultado de tales
guerras, del deterioro natural o del surgimiento de grandes poderes nace un
nuevo sistema internacional posiblemente con otra hegemonía que buscará definir
las nuevas normas de comportamiento esperadas o las “normas del sistema”.
El
poder se está convirtiendo en un elemento menos practicable, toda vez que es
posible tener uno o más poderes militares de gran magnitud, simultáneamente con
diversos grupos de poder compuestos por Estados muy influyentes que constituyen
“centros de toma de decisiones” y que cambian en su comportamiento según sea la
naturaleza del problema o situación de que se trate. Los teóricos han comenzado
a especular en el sentido de que un sistema internacional en el cual los centros
de influencia del poder son variables, puede ser menos estable que sistemas
internacionales anteriores caracterizados por una bipolaridad o aun por una
multipolaridad en el poder.
El
papel de la estructura del sistema puede examinarse a nivel regional y global.
Las
jerarquías y las disputas por el poder a nivel regional y global complican los
caminos políticos que deben escoger los jefes de gobierno. Si una región está
dentro de la “esfera de influencia” de una gran potencia mundial, el gobierno
de esa potencia puede insistir en aprobar los movimientos políticos importantes
que afectan los Estados más débiles
dentro del campo de influencia de la misma. (Rusia ®
Ucrania, Georgia, Kazajhstán, Azerbaiyán, Armenia).
Es
claro que el ambiente exterior de un país puede afectar el comportamiento y
variar desde involucrarse en una guerra hasta la actividad comercial. La
dirección del comercio internacional, la orientación de las comunicaciones
internacionales, el intercambio de visitas diplomáticas, y la formación y
disolución de alianzas reflejan hasta cierto punto el flujo y reflujo de las
fuerzas sistemáticas.
EL
PAPEL DE LOS ATRIBUTOS NACIONALES
La
presencia o ausencia de varios atributos nacionales puede afectar en forma muy
fuerte la conducta de un país en materia internacional, particularmente en
términos de su alcance y de su modus operandi.
“Presión
lateral” o un “efecto de la tetera” (x.ej., la ausencia casi
total de recursos naturales en Japón) Þ a medida de que una
nación-Estado cree tanto en población como en producción económica experimenta
nuevas demandas de materia prima y de otros recursos y que solamente algunas de
tales nuevas necesidades pueden ser satisfechas con recursos internos. El
resultado es similar a la presión que se sucede dentro de una tetera; las
presiones expansionistas pueden conducir a políticas expansionistas con el fin
de obtener recursos necesarios en el exterior, bien por medios pacíficos o
recurriendo a la violencia. En esta forma las limitaciones nacionales en
términos de escasez interactúan con el sistema internacional en forma tal que
los estados que están en proceso de expansión se ven enfrentados a la
resistencia de otros Estados en proceso de expansión o de descenso.
A
manera de un breve resumen acerca de la forma de agrupar estas características,
se hablará de las siguientes:
1.
democráticos
2.
económicos
3.
militares
4.
atributos gubernamentales
Si
se piensa en el poder como en la capacidad de actuar ( y especialmente de
ejercer influencia sobre otros) en el campo de las relaciones internacionales,
se puede entender cómo ciertos atributos nacionales pueden contribuir o limitar
las capacidades de los Estados y por lo tanto su comportamiento de política
exterior.
® Atributos demográficos
El
tamaño, la motivación y la homogeneidad de la población de un país contribuyen
a determinar los instrumentos de política exterior a disposición de sus
gobiernos. Por tanto, ellos afectan el alcance de su política y su modus
operandi y, en cierto grado, influyen sobre la política exterior respecto a
otros países y sobre el éxito que se obtiene con el desarrollo y ejecución de
tal influencia. El tamaño de la población es una faceta muy importante del
poder nacional, principalmente porque una población grande proporciona el
personal suficiente para las fuerzas militares y para la industria. Justamente
la fuerza militar y la producción industrial permiten a un gobierno amenazar
con el castigo u ofrecer contraprestaciones a otros Estados (x.ej., Cánada
fracasa si rivaliza con los Estados Unidos o con Japón). Sin embargo, las
grandes poblaciones pueden ser bendiciones contradictorias, especialmente si el
estado en cuestión carece de los recursos necesarios para alimentar, educar y
emplear grandes multitudes (x.ej., India).
Las
divisiones étnicas de una sociedad también pueden causar serias presiones sobre
los gobernantes y sobre quienes toman las decisiones en materia de política
internacional. Algunos estados enemigos pueden verse tentados a apoyar grupos
disidentes empeñados en derribar el gobierno de un Estado y dentro de un mismo
Estado se pueden constituir grupos de oposición al gobierno y a su política exterior si ellos se consideran
amenazados por tales políticas (x.ej., India y Pakistán; Irak e Irán).
La
noción más amplia de cultura aparentemente está atrayendo la atención de los
investigadores como un factor que influye en el manejo de la política exterior.
Por cultura se entiende en este contexto los usos, las costumbres, tradiciones
y creencias que caracterizan la vida de las gentes, que con frecuencia se
expresan en la filosofía, las artes y la literatura. Para un país puede ser
crucial adecuar sus movimientos en materia de política exterior de una manera
familiar y que básicamente sea aceptada como parte de las “normas” culturales
de un país extranjero.
Los
seguidores de la escuela realista tienden a argumentar que los aspectos étnicos
y culturales de los Estados son mucho menos importantes al predecir las
acciones de política exterior que sus propios intereses objetivos y sus propias
necesidades reales.
Sin
embargo, la interpretación de los líderes respecto a los eventos de carácter
internacional y a sus tácticas para lograr las metas, particularmente en
situaciones de crisis agudas y muy cercanas a la misma guerra puede estar muy
condicionadas por su pasado cultural (x.ej., “salvar las apariencias” en el
campo público internacional por parte de Japón)
® Atributos económicos
La
demografía de un Estado está estrechamente relacionada con su economía. Una
población adiestrada y avanzada a nivel tecnológico puede permitirle a un país
alcanzar altos estándares de vida, gozar de ventajas comerciales en el mercado
internacional y proveer asistencia o dominar a otros Estados. Por el contrario,
países muy densamente poblados en relación con las capacidades tecnológicas y
con la disponibilidad de capital y de recursos naturales son dados a tener
economías y gobiernos inestables, a ser vulnerables a la penetración por parte
de otros Estados, a sufrir hambrunas recurrentes y una pobreza crónica, y por
lo tanto a orientar sus políticas internacionales hacia la búsqueda de ayuda
externa y de protección militar.
En
esencia son tres los tipos de características que afectan la conducta y la
política exterior de un país:
a)
El tamaño y la tasa de crecimiento de su economía ®
El tamaño de la economía y las tasas de crecimiento se miden en términos del
Producto Nacional Bruto (PNB), esto es, el valor estimado de la producción
anual de bienes y servicios generados por la actividad económica de un país,
internamente y en el exterior. Una economía grande generalmente induce a que se
incremente su interés para influir sobre los eventos que se sucedan en el
exterior, pero su tamaño también puede conducir a cierto grado de
vulnerabilidad, tal como la dependencia de los recursos naturales.
b)
Su nivel de riqueza nacional ®
La riqueza global de un país (el ingreso total disponible por persona,
generalmente medido en términos de PNB por habitante) también influye sobre la
política exterior. Los países ricos se pueden dar el lujo de gastar importantes
sumas de dinero en participar en las organizaciones internacionales y en
mantener costosas embajadas en el exterior, no así los países pobres. La
riqueza de un país obviamente también es el mayor determinante de si éste es un
donante o un receptor de ayuda externa.
c)
Naturaleza de su sistema económico ®
Se considera a veces que el tipo o forma del sistema económico juega un papel
muy importante en la política exterior de los países. Las economías
capitalistas tienden a crear poderosos grupos interesados en el comercio
mundial y la inversión internacional., En la protección de los activos en el
exterior, los Estados capitalistas han tratado de oponerse y tumbar gobierno
que advocan por la expropiación de la propiedad y la radical redistribución de
la riqueza. Las materias económicas cada vez alcanzan mayor importancia en la
política internacional de todas las diversas clases de Estados.
® Atributos militares
Un
gobierno puede estar insatisfecho respecto a las condiciones del sistema internacional,
pero si carece de la capacidad militar para cambiarlas, es muy probable que su
política exterior permanezca relativamente pasiva y que se oriente más a la
diplomacia que a la fuerza.
Los
países pueden clasificarse de acuerdo con el tamaño de sus fuerzas armadas, el
número de armas de varios tipos, los niveles de preparación militar, los gastos
en que incurren por concepto de investigación y desarrollo, el valor de los
gastos militares y el porcentaje de éstos sobre el Producto Nacional Bruto, o
sobre el ingreso per cápita.
Los
cambios en la política mundial y en las relaciones económicas a menudo se ven
reflejado en los cambios en la calificación militar.
El
nivel de preparación militar de un país o de un bloque de países es observado
por otros gobiernos interesados en la planeación de su política internacional.
Sin embargo, basarse demasiado en lo que se considera el nivel de
disponibilidad de un país en un momento dado constituye un error. Un Estado
puede estar inadecuadamente preparado para el comienzo de una crisis, pero
puede lograr muy buenas condiciones posteriormente (Estados Unidos después del
ataque de Pearl Harbor). La preparación relativa y la presión de la competencia
militar pueden afectar fuertemente las políticas y doctrinas en materia de
defensa.
Además
de las presiones burocráticas, los
grupos de interés social (basados en intereses económicos, étnicos, ideológicos
u otras preocupaciones compartidas) pueden tener impacto sobre la política
exterior, sobre todo en las democracias donde tienen más libertad para
organizarse y operar. Estos grupos de interés con frecuencia tienen unas
relaciones cercanas “parroquiales” con agencias específicas de la burocracia
gubernamental. Estos grupos de interés claramente producen más impacto sobre la
política interior que sobre la política internacional; dentro de este último campo es más probable que esos
grupos tengan más impacto en materias de tipo económico que en materias
relacionadas con la seguridad militar. Sin embargo, en una época de interdependencia,
cuando los límites entre los campos de la política doméstica e internacional
por un lado y los de la seguridad por otro, o la no seguridad se hacen más
borrosos y confusos, los grupos de interés parecen que juegan un papel cada vez
mayor en el campo de la política internacional.
La
opinión pública también puede limitar la libertad de acción de un jefe de
gobierno en materia de política exterior, especialmente en las democracias.
Hasta cierto punto, los líderes tanto de sistemas políticos abiertos como
cerrados pueden manipular la opinión pública, tomando como ventaja del hecho de
que el público en general tiene un interés limitado y muy escasa información
sobre los temas de política exterior. Se ha dicho que la opinión pública opera
en forma de “cascada” con los “líderes de opinión” que se encuentran en la
parte alta de la pirámide y quienes trasladan puntos de vista a la masa social
que se encuentra abajo.
Finalmente,
existe otro factor político que se considera que afecta la conducta en materia
de política exterior: el nivel de inestabilidad política interna que
experimenta un régimen. La inestabilidad política interna puede disminuir la
credibilidad de la política exterior del país y afectar el campo o la magnitud
de la participación en el exterior. Algunos teóricos también han especulado en
el sentido de que los gobiernos presionados por conflictos internos es probable
que emprendan luchas contra “chivos expiatorios” externos, con el propósito de
desviar la atención pública de los problemas internos y buscar la unificación
del país.
Sin embargo, las evidencias sugieren que en la
mayor parte de los casos, los gobiernos se muestran en general bastante reacios
a arriesgarse en confrontaciones internacionales cuando su propia población, y
quizá más importante, sus fuerzas armadas no están unificadas y no son
confiables.
EL
PAPEL DE LOS FACTORES DE IDIOSINCRASIA
Aquellos
analistas que pueden denominarse como “deterministas del entorno” argumentaron
que al menos el 90% de las decisiones que toman los gobiernos naciones y los
resultados de tales decisiones habrían ocurrido cualquier que fuera la
identidad de las personas específicas que se encontraban en las posiciones
correspondientes para tomar las decisiones. Especialmente en el caso de las “grandes”
eventos se argumenta que los limitantes objetivos y las fuerzas históricas que
constituyen el entorno de las diversas situaciones son más importantes que
cualquier individuo en particular (x.ej., el duro tratado de paz de 1919 y la
subsiguiente depresión económica en Alemania habrían producido la venganza por
parte de los alemanas, sin importan quién fuera el líder político. ADOLFO
HITLER no fue el “causante” de la II GM).
Otros
autores ponen de presente que ciertas individualidades, ya sean “demonios” o
“santos”, están realmente en capacidad de determinar los grandes eventos
mundiales. Aquellos que se apegan a la teoría del gran hombre (o de la gran
mujer), u otras explicaciones de política internacional que se focalizan en
los individuos que toman las decisiones, hacen énfasis en el papel de los
factores idiosincráticos.
El
hecho es que al tratar de obtener un entendimiento pleno acerca de la política
exterior se deben tener en cuenta tanto las condiciones objetivas como los
factores idiosincráticos. Adoptando lo que puede denominarse el enfoque del
“posibilismo ambiental”, se argumentaría que el entorno tanto doméstico como
internacional de quien toma decisiones (esto es, los atributos nacionales y los
factores sistemáticos), imponen ciertos límites sobre la capacidad de actuar,
pero que los individuos tienen, y en efecto ejercen, ciertos elementos de libre
voluntad que marcan la diferencia. Se podría esperar que los factores
idiosincráticos fueran especialmente importantes en las dictaduras donde uno o
un pequeño grupo de líderes domina el establecimiento de la política, aun
cuando tales factores también pueden ser muy importantes en las democracias. es
probable que en estas últimas, los factores idiosincráticos jueguen un papel
más importante en la política internaciones que en los procesos de política
interna, toda vez que los gobernantes tienen una vía más libre en el campo de
la política internacional.
Una
de las razones por las cuales los individuos hacen una diferencia es que no
todos ven el entorno en la misma forma. HAROLD y MARGAET SPORT fueron de los
primeros en establecer que para quien toma una decisión, existen ambientes
“objetivos” o “psicológicos”, esto es, diferencia entre la realidad y la
percepción o imagen de la realidad en cada individuo.
Los
individuos pueden tener diferencias no sólo de su visión del mundo sino también
en atributos de su personalidad, como su temperamento. La impetuosidad o
impulsividad de los jefes de estado o la forma en que toleran opiniones
adversas y opuestas, pueden tener importantes implicaciones en las decisiones
de política internacional. (x.ej., se ha dicho que la “personalidad
autoritaria” de WOODROW WILSON se derivó de la forma estricta como fue educado
por sus padres.)
Un
factor que ha recibido creciente atención en los últimos años es el posible
impacto del género en el manejo de la política exterior.
Determinar
si los líderes hombres en efecto son inherentemente más agresivos e insensibles
que las mujeres que tienen el mismo papel , es en realidad una cuestión
empírica que podría estar sujeta a la comprobación si más mujeres vinieran a
asumir posiciones de liderazgo. hasta ahora la evidencia histórica sobre el
papel de las mujeres en la política mundial no es muy clara.
Los
factores de idiosincrasia pueden afectar la política internacional cuando la
persona adecuada, ya sea hombre o mujer, resulta estar en el puesto adecuado y
en el momento oportuno.
Ya sea atribuible a la
inercia burocrática o a otros factores, algunos países tienden a mantener una
cierta tradición en su política exterior, independientemente de los jefes de
Estado.
En conclusión, los aspectos
idiosincráticos son importantes, tienen un impacto en el modus operandi de la
política internacional, particularmente en el grado de firmeza y propensión
hacia el uso de la fuerza demostrada por un país.
2. El ejercicio del poder en el
sistema internacional.(BARBÉ)
LA ESTRUCTURA DEL SISTEMA
INTERNACIONAL
La estructura del sistema
internacional ha sido definida como la configuración de poder surgida de las
relaciones entre los actores. La noción de estructura sirve, a nivel analítico,
para establecer lo límites dentro de los que se mueven los actores en su
conjunto.
BRUCAN ® “son las estructuras, las capacidades y las
relaciones de poder que prevalece en el sistema en un determinado momento las
que determinan el carácter de la pauta de las relaciones entre naciones y, de
tal manera, la naturaleza del sistema internacional”.
Los análisis que centran su interés en al
estructura del sistema y en su mantenimiento, en tanto que factor de orden en
las relaciones internacional son los responsables de convertir la lógica
sistémica en una lógica conservadora y defensora del statu quo.
La jerarquía en relación con
los actores – las potencias/estados del sistema- es determinante de la
estructura del sistema. De ahí que, debamos definir la estructura como la configuración
de poder generado por las potencias del sistema.
Si reducimos los actores que
configuran la estructura del sistema a las potencias es porque sólo ellas
disponen del poder estructural que permite dictar las reglas de juego a nivel
global en el sistema internacional.
PISTONE ® “Mientras bastante a menudo se tiende a usar
indistintamente la expresión “sistema internacional” y “sistema de estados”, en
nuestra opinión es más correcto usar la primera expresión cuando nos referimos
al conjunto constituido por un sistema de estados y por la sociedad
transnacional que aquél encuadra, y la segunda expresión cuando en cambio nos
limitamos a considerar el sistema de los estados, prescindiendo del tipo
concreto de sociedad transnacional al que está vinculado”.
SUSAN STRANGE ® el poder estructural comporta el control
sobre la seguridad, sobre la producción, sobre las finanzas y sobre los
conocimientos (ciencia, técnica y cultura).
Los análisis históricos
sobre el auge y la desaparición de las potencias nos muestran que en, mayor o
menos medidas, las cuatro dimensiones del poder aquí enunciadas están
presentes. Los análisis de los globalitas, por otra parte, nos indican que las
dimensiones soft del poder (comunicaciones, finanzas) son vitales en la
actualidad.
La noción de estructura ha
de servirnos para comprender la realidad. En ese sentido, PISTONE introduce uno
de los elementos que más ha interesado a los teóricos del sistema
internacional, al escribir: “La jerarquía entre estados y el equilibrio entre
las grandes potencias constituyen los dos elementos estructurales fundamentales
en el marco de la anarquía internacional, que la transforman de un simple
pluralidad caótica de estados en un sistema de estados, o sea en una realidad
caracterizada por un orden relativo y por tanto relativamente más comprensible
y más previsible en sus procesos concretos”.
La noción de equilibrio
entre las grandes potencias en el sistema internacional (balance of power o
equilibrio de poder) tiene una larga trayectoria en el pensamiento político
occidental y en la teoría de las relaciones internacionales. El número de
potencias es el criterio más habitualmente utilizado para establecer la
tipología de sistemas internacionales. Aquí hablaremos de tres tipos de
sistemas: multipolar, bipolar y unipolar o imperial.
Antes debemos introducir un
segundo criterio útil para el análisis.
RAYMOND ARON ® “(...) me paree fundamental la distinción
entre sistemas homogéneos y sistemas heterogéneos. Llamo sistema homogéneo a
aquellos en los cuales los Estados pertenecen al mismo tipo y obedecen al mismo
concepto de política. Llamo heterogéneos a aquellos sistemas en los que los
Estados están organizados de acuerdo con otros principios y proclaman valores
contradictorios”.
No hay que olvidar que el
control sobre las ideas (sistemas de valores) constituye una de las dimensiones
del poder estructural. por tanto, una fuente de poder para las potencias.
La noción de equilibrio está
presente respectivamente en el sistema bipolar y en el sistema multipolar. Sin
embargo, el sistema unipolar o sistema imperial está determinado por la lógica
de la hegemonía.
® Sistema unipolar o sistema
imperial
Responde a la lógica
imperial, es decir, una única potencia establece la agenda, dicta las normas y
controla todas las fuentes del poder. La potencia hegemónica reúne en sus manos
las fuentes de coerción e impone su sistema de valores. Es un sistema homogéneo
por definición, en el que las relaciones de dominación se dan en vertical (de
arriba abajo)
® Sistema bipolar
Está determinado por el
equilibrio entre dos potencias. Lo que significa que nos encontramos en su
sistema en el que dos potencias gozan de capacidades equivalentes y superiores
a las de las restantes unidades del sistema, y de un mecanismo para establecer
el equilibrio bipolar. Dos potencias establecen la agenda, las normas e imponen
la coerción al conjunto. El sistema puede ser homogéneo, caso de que las dos
potencias compartan los mismos valores, y heterogéneo, caso de no ser así. El
cambio de sistema puede derivar de diversas situaciones:
-
Fracaso del equilibrio bipolar y la consiguiente guerra entre las dos
potencias
-
Erosión del liderazgo de las potencias (una o las dos) respecto de los
propios estados que lideran
-
Erosión generalizada del sistema gracias al establecimiento de
relaciones interbloques por parte de los estados liderados a un lado y otro
® Sistema multipolar
Está determinado por el
equilibrio entre varias potencias. El poder de coerción está más dividido que
en el caso anterior y el mecanismo de equilibrio en el sistema está asociado a
la idea de alianza. La alianza se contrapone a cualquier intento de hegemonía
por parte de alguna de las potencias. Lo que en muchos casos supone el recurso
a la fuerza como mecanismo de equilibrio entre las potencias. La heterogeneidad
introduce incertidumbre permanente respecto del valor de las alianzas. El cambio
de sistema, en este caso, va a estar habitualmente supeditado a un cambio de
alianzas, que puede degenerar en una guerra entre potencias e, incluso, en al
aparición de nuevas potencias.
La tipología aquí ofrecida
es básica.
El proceso de cambio de
sistema está vinculado a una guerra general, de la que surge una nueva configuración de
potencias, encargadas de establecer las normas del nuevo sistema (tal como
sucedió en 1815, 1919 o en 1945). Estas teorías contemplan habitualmente como
criterio la desaparición de determinados actores y la aparición de otros
nuevos.
EL PROCESO DEL SISTEMA
INTERNACIONAL
El proceso constituye el
aspecto dinámico del sistema internacional, en tanto que sus interacciones van
a ser las que determinen la erosión de la estructura y, finalmente, el cambio
de sistema.
BRECHER ® “un sistema posee a la vez componentes
estáticos y dinámicos. La estructura nos indica cómo se sitúan los
actores, los unos respecto de los otros. Sus variables fundamentales son el
número de actores y la distribución del poder entre ellos. El proceso
designa las redes de interacción entre los actores de un sistema.. Las
variables fundamentales de interacción son el tipo, identificado siguiendo un continuum
conflicto/cooperación, y la intensidad, que traduce el volumen de interacciones
durante un período determinado. Se postula la existencia de un vínculo entre la
estructura y el proceso: cada estructura posee el proceso de interacción que le
corresponde y una estructura crea y mantiene interacciones regulares.
Una vez definido el
proceso como las redes de interacción que se originan entre los actores de un
sistema, se tratarían de abordar las dos variables fundamentales del mismo:
tipos de interacción y intensidad de las mismas.
Hay que matizar lo escrito
por BRECHER en el sentido de que “cada estructura posee el proceso de
interacción que le corresponde”. La estructura no es un elemento estático en
tanto que el proceso la dinamiza constantemente. Sin embargo, sí es cierto que
una estructura rígida supone interacciones más pautadas. Cuando la estructura
es más flexible o está cargada de incertidumbres, el proceso es central para el
analista por su potencial de cambio.
Por interacciones
internacionales HOCKING y SMITH entienden que “las interacciones
internacionales son procesos políticamente relevantes de comunicación e
intercambio entre los actores en el sistema internacional”.
Esos procesos de
comunicación y de intercambio se sitúan en un continuum conflicto/cooperación.
De ahí que identifiquemos como tipos fundamentales de interacción los dos
apuntados: conflicto y cooperación.
Entre un extremo (guerra) y
otro (integración), el continuum de interacciones pasa por etapas diversas que
marcan los niveles de discordia, de máximo a nulo, entre los intereses
existentes:
1. Un nivel máximo de
conflicto, que degenera en conflicto armado.
2. Un nivel de conflicto en el
que persiste la discordia, bien sea porque no se hacen intentos de adaptar las
incompatibilidades o porque éstos fracasan.
3. Un nivel de cooperación, en
el que los actores perciben la necesidad de coordinar sus intereses.
4. Un nivel de nula discordia o
de armonía, que se alcanza mediante procesos de integración entre estados,
creándose “zonas de paz”
® El conflicto como interacción
básica: la guerra
Constituye la dimensión “de
mayor audiencia” de las relaciones internacionales. Las relaciones
internacionales ofrecen un sinfín de definiciones del concepto conflicto.
DUROSELLE ® apuntaba que por conflicto se puede
entender:
1.
Choque entre dos voluntades opuestas sean cuales sean los medios
utilizados o que decidan utilizar los adversarios para asegurar el triunfo de
sus decisiones
2.
Situaciones sucesivas en las cuales dos o más jugadores consideran un
objeto como una baza cuya posesión merece que se corran unos riesgos.
3.
Conjunto complejo de tensiones en las que la acción del hombre de
estado va acompañada por reacciones emocionales colectivas.
Se puede destacar una serie
de rasgos del conflicto internacional:
a) la existencia de intereses
divergentes, base del conflicto, da lugar a un litigio (voluntades opuestas)
b) la defensa de dichos
intereses comporta la utilización de instrumentos diversos (uso de la fuerza)
c) el conflicto evoluciona con
el paso del tiempo, a causa de las actitudes de las partes del litigio, dando
origen a fases diversas
KAL HOLSTI escribe que el
conflicto, que puede llevar a una situación de violencia organizada, emerge de
una combinación particular de partes, de
posiciones incompatibles sobre un litigio, de actitudes hostiles y de
determinadas acciones diplomáticas y militares.
El criterio central es el de
escasez, en la medida en que el beneficio de una parte va en perjuicio de la
otra. (x.ej., el control de la ciudad, santa, de Jerusalén constituye un
ejemplo de la incompatibilidad de valores entre árabes y judíos, y de la
escasez, sólo hay una)
Para RAYMOND ARON, el
conflicto es una oposición entre grupos e individuos por la posesión de bienes
escasos o la realización de valores mutuamente incompatibles.
Al hablar de origen de los
conflictos hay que distinguir entre dos criterios:
-
escasez
-
incompatibilidad
En muchos casos los dos
criterios son inseparables.
La “cadena conflictiva” se
autoalimenta en las zonas de mayor depauperación, implicando a la población y a
los estados. La implicación directa de la población en los conflictos que
acarrean violencia es un hecho evidente.
En suma, se puede decir que el
conflicto es una situación en la que los actores tienen intereses incompatibles
que les llevan a oponerse, bien sea por la posesión de bienes escasos o por la
realización de valores incompatibles, llegando incluso al uso de la fuerza para
alcanzar sus objetivos.
El conflicto sufre cambios a
lo largo del tiempo. Se puede hablar de un proceso de desarrollo. Ese proceso
viene marcado por la tensión, entendida como las actitudes y
predisposiciones, tales como desconfianza o sospecha, que la población y los
políticos de una parte tienen hacia la otra parte (x.ej., israelíes y
sirios)
El paso adelante en el
conflicto puede ser hacia la solución del conflicto, pero también puede suponer
una escalada en la tensión latente y conducir a una situación de crisis.
La crisis constituye una
etapa del conflicto, caracterizada por la explosión repentina de
acontecimientos inesperados.
Desde el punto de vista del
decisor político, los elementos distintivos de una crisis son:
Ø El efecto sorpresa en la
acción del enemigo.
Ø La percepción de una gran
amenaza
Ø La percepción de tener poco
tiempo para responder
Ø La percepción de las
consecuencias negativas que puede acarrear la inactividad.
La crisis es un “momento de
la verdad” en la vida del conflicto en el que las dos partes demuestran si sus
posiciones se mantienen o han variado.
Así llegamos a la guerra.
“La situación de conflicto entre dos o más Estados” llega en ocasiones a una
circunstancia extrema de empleo de la fuerza armada, que es la guerra. La
guerra constituye la dimensión militar del conflicto.
SINGER y SMALL ® “Una guerra internacional es un conflicto
militar librado entre entidades nacionales, de las cuales por lo menos una es
un estado y que, como mínimo, produce mil bajas entre el personal militar”
QUINCY WRIGHT dice que para
estudiar la guerra había que estudiar “todas las hostilidades que afectan a
miembros de la familia de nacionales, bien sean internacionales, civiles,
coloniales o imperiales, y que sean reconocidas como estado de guerra bien en
el sentido jurídico o bien porque supongan la movilización de 50.000 efectivos
de tropa”
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