Introducción:
Como resultado de los conflictos militares que ocurrieron antes y después de
la creación del Estado de Israel, aproximadamente un millón de palestinos
fueron obligados a abandonar sus casas, propiedades, etc. para buscar refugio
en otro lugar. Estos acontecimientos quedan en la memoria de los Palestinos
como la “Nakba” (=catástrofe); así se produjo la “fragmentación, devastación y
fractura total de la sociedad palestina”[ Claves para entender la situación
de los refugiados palestinos Karma
Nabulsi]. La mayoría de estos refugiados eran comerciantes, granjeros,
trabajadores, etc. Se desplazaron a los países árabes vecinos, principalmente a
Jordania, Siria y Líbano mientras otros miles fueron dispersados por el resto
del mundo y otra porción se refugió en las partes de Palestina que Israel no
ocupaba. Puesto que Israel ha rechazado aplicar la resolución 194 de ONU de
1948 la cual imponía el retorno de los refugiados, la esperanza para una solución
rápida ha disminuido y el FLEAU de los refugiados se ha vuelto peor.
Cuando la UNRWA[1]
registra a los refugiados por primera vez en 1950, contaron 910.000; en 1998,
este numero había aumentado hasta 3,5 millones debido al incremento natural de
la población y a la Guerra de los Seis Días de 1967. [The Palestinian
refugees: old problems, new solutions Abraham Badram].
La UNRWA fue creada con la finalidad de ayudar y asistir directamente a los
refugiados palestinos y hasta hoy ha seguido desarrollando esta tarea aunque la
naturaleza de la organización fuera la de actuar solamente por un tiempo
determinado. Principalmente “ha alimentado, dado vivienda y vestido y, al mismo
tiempo, ha proporcionado educación y atención sanitaria a cientos de miles de jóvenes
palestinos” [Karma Nabulsi].
Después de más de 60 años, los refugiados todavía viven en campos de
refugiados y esperan una solución al conflicto.
Analicemos ahora la situación social, económica y política de los refugiados
en los tres principales países de acogida que son Jordania, Líbano y Siria.
Jordania:
Jordania ha alojado un número importante de refugiados durante las guerras
de 1948 y 1967. Contamos hoy aproximadamente 1,5 millones, de los cuales el 20
% viven en los campamentos y el resto en las ciudades. El país cuenta con 13
campamentos, construidos cerca de las ciudades principales del Reino, pero
encontramos los 3 más grandes en la capital Amman.[ Les camps de réfugiés
palestiniens en Jordanie: une situation humanitaire difficile Abrar
Mikkawi].
En diez de los campamentos, los refugiados se benefician de la ayuda y la
supervisión de la UNRWA pero esta organización nunca hubiera sido capaz de cumplir
esta tarea sin la cooperación del gobierno jordano para los gastos de servicios
fuera de los campamentos, como las infraestructuras, la educación (instituto y
universidad), la seguridad y la salud, así como especialmente los empleos en el
sector publico. También el gobierno de Jordania se ha encargado de supervisar
los tres últimos campamentos que no pertenecen a la UNRWA.
El 80% de los refugiados que viven
fuera de los campamentos son considerados como privilegiados. Parece que no
haya mucha diferencia entre ellos y la población de Jordania en lo que concierne
a las condiciones de vida. Además su nivel de vida se encontraría entre el de
las populaciones urbanas y rurales. Al contrario de los jordanos, se benefician
también de un seguro de enfermedad y medicamentos gratuitos. Estas buenas
condiciones de vida son debidas a una
larga integración en la sociedad. “The various comparisons between living conditions of the refugees in Jordan and
elsewhere refer to Jordan
as the better situation” [ Mohanna Haddad chapter 12]. Sin embargo, la situación no es la misma en los
campamentos donde el desempleo es mucho más fuerte y las condiciones higiénicas,
las viviendas, los factores sociales, económicos y políticos afectan más
profundamente a los. Los que se quedan en estos campamentos son aquellos que no
tienen una formación profesional o educación suficiente para integrarse en la
sociedad. Viven una situación más preocupante, en condiciones socio-económicas
deplorables, en infraestructuras que no son suficientes para una densidad de
población demasiado elevada [Abrar Mikkawi]. Una de las grandes diferencias con
los otros países árabes es que Jordania ha proporcionado ciudadanía y
pasaportes a todos los refugiados que lo han querido. Estos documentos les
permiten todavía ahora vivir, trabajar, poseer une propiedad, votar y también
salir del país para trabajar fuera de Jordania [chapter 19 Hussein Ramzoun].
Esta ayuda entra en un proyecto nacional de la unificación del Reino Hachemita
de Jordania después de la anexión de Cisjordania. El objetivo era el de
integrar a la población palestina en el nuevo Reino, pero políticamente es difícil
para los refugiados el rechazar su identidad cultural, y significaría abandonar
la idea de volver un día al territorio de Palestina [http://halshs. Archives.
Ouvertes.fr]. Esta situación provoca un desequilibrio; cuando casi la mitad de
la población de Jordania está esperando a una solución final en lo que
concierne su identidad y su estatus, una estabilidad real en los asuntos
sociales, económicos y políticos siempre será difícil [chapter 21 Rateb Amro].
La gestión de los refugiados parece haber sido guiada por consideraciones
de política interior, con el objetivo de llegar a una estabilidad interna del
Reino Hachemita. Hoy día esperan poder elegir entre vivir en Jordania o
finalmente volver en Palestina. Por esta esperanza, aun si una gran parte se ha
integrado socialmente en Jordania, no ha sido todo lo esperado por el gobierno
jordano a pesar de haber dado la nacionalidad a todos estos refugiados. Sin
embargo, en lugar de seguir luchando con fuerza por el retorno, los refugiados
han desarrollado una actitud más pragmática
para mejorar sus condiciones de vida con la ayuda de Jordania. Hoy día,
aprovechan sin duda la mejor situación de los países árabes de acogida, pero
sin olvidar que siguen siendo refugiados.
Líbano:
Desde la llegada de 300.000 palestinos a sus territorios Líbano siempre ha
aplicado la misma política de rechazo total de cualquiera integración de los
refugiados. Casi inmediatamente, fueron separados de la sociedad y siempre bajo
del control estricto del Estado libanés, el cual, de todos modos, era incapaz
de ofrecer una mejora en la acogida. En estos tiempos, Líbano era un Estado
recientemente independiente y ya entonces era muy frágil. El tratamiento
discriminatorio que ha aplicado era una oportunidad de manifestar su presencia
y su capacidad de administración organizada en la clasificación, distribución
de documentos de identidad y censo de las pertenencias a las distintas
confesiones. Los cristianos se beneficiaron de una naturalización discreta
mientras los musulmanes sunís, considerados como elementos desestabilizadores
del equilibrio frágil de las comunidades en Líbano no tuvieron esta misma
suerte [Refugies palestiniens au Liban Sylvain Perdigon www.laviedesidees.fr]. Son sometidos a
varias restricciones que les impiden ejercer sus derechos a pesar de que
algunos hayan nacido y se hayan criado en Líbano. Sufren de una discriminación
sistemática que les obliga a vivir en campamentos deteriorados y abarrotados o en
asentamientos informales, ambos careciendo de las infraestructuras básicas. Las
leyes les impiden también incluso llevar materiales a los campamentos para mejorar
sus casas. Son marginados, considerados como intrusos y una amenaza que
necesita ser controlada. Esta discriminación se hace patente en el mercado laboral,
donde 70 tipos de trabajos les están vetados, lo que resulta en “una elevada
tasa de desempleo, salarios bajos y malas condiciones de trabajo”. A estos
refugiados que ya viven en la precariedad les ha impuesto el gobierno restricciones
al acceso a la educación pública y a los servicios sociales. Además, entre 3 y
5 mil refugiados todavía no tienen ningún documento de identidad, ni de la
UNRWA, ni del gobierno libanés. Las condiciones de los refugiados en Líbano
siempre han sido complicadas por los distintos hechos que han sucedido en la
región. Han sufrido la guerra civil libanesa de 1975 a 1990, la invasión de Líbano
por Israel en 1982 y su ocupación hasta 2000, así como el enfrentamiento entre
Israel y Hezbolá en 2006. Sobre todo, recordaremos la expulsión de la Organización
para la Liberación de Palestina (OLP) en 1982 la cual ha dejado a los
refugiados sin representación ninguna mientras que con los factores exteriores los
que deciden por ellos [Exilio y sufrimiento: población política refugiada en
Líbano Amnesty Internacional].
Líbano justifica esta marginalización por su precaria economía y su frágil
equilibrio demográfico entre comunidades, la cual es vital en el sistema político
libanes. También dice que un desarrollo de asistencia a los refugiados,
mientras las negociaciones están en curso, podría ser interpretado dentro y
fuera de Líbano como la creación de condiciones para una reimplantación de los
refugiados, lo cual disminuiría su derecho al retorno [chapter 15 Kais M.
Firro].
En esta situación de marginalización, los refugiados son casi totalmente
dependientes de la ayuda de UNRWA, la cual hace lo posible para disminuir el
sufrimiento pero le falta muchos recursos. Asiste de la misma manera que en
otros campamentos de los países árabes de acogida pero sin el apoyo del
gobierno local, los resultados son mucho más preocupantes. Los refugiados de Líbano
son considerados como los que han padecido las condiciones mas difíciles de entre
los países de acogida [Réfugiés palestiniens au Liban, una situation sociale
plus précaire Bernard Ravenel et Sylviane de Wangen www.
France-palestine.org].
Siria:
Hasta hoy, Siria ha acogido aproximadamente unos 500.000 refugiados
palestinos. La mayoría ha llegado después de la guerra de 1948 y otra parte
después de la Guerra de los Seis Días. Siria fue también el país de acogida de
los refugiados que ya estaban instalados en los países vecinos pero que han
huido otra vez. Unos huyeron de Jordania por el conflicto del “Septiembre Negro”
de 1970, otros huyeron de Líbano cuando fue invadido por Israel en 1982. Hay 10
campamentos oficiales de la UNRWA, la cual organiza los mismos tipos de
servicios que en los otros países de acogida. Al lado existen otros 4
campamentos no oficiales establecidos por la GAPAR.
Los refugiados tienen los mismos deberes y responsabilidades que los
ciudadanos siros. Pueden recibir la nacionalidad y ejercer los derechos políticos
que van con ella, son libres de realizar movimientos en toda Siria, y también se
benefician de los documentos de viaje necesarios para moverse fuera de Siria a
condición que posean la nacionalidad siriana y de que sean registrados con
GAPAR[2].
En el mercado laboral no necesitan permiso de trabajo y pueden trabajar en
todos los sectores. incluso en el gobierno. En las responsabilidades de los
refugiados está incluido el servicio militar en “The Palestinian Liberation
Army” bajo el control de Siria. Tienen derecho de poseer un negocio y de entrar
en los sindicatos. La mayoría de los refugiados no ha tenido dificultades para
encontrar un empleo. La estabilidad económica se refleja en el porcentaje
elevado de refugiados que pudieron salir de los campamentos e implantarse en la
sociedad siriana, que se estima en el 70% de ellos.
Los niños generalmente van a les escuelas primarias en los campamentos
organizadas por la UNRWA y luego continúan en las escuelas segundarias y
universidades del gobierno sirio. Tanto como los estudiantes sirios, pueden
beneficiarse de becas para ir a estudiar en el extranjero. Todos los refugiados
tienen acceso a todos los servicios sociales del gobierno.
La única restricción importante se encuentra en el dominio de las propiedades.
Hasta 1968 no tenían derecho a poseer ninguna propiedad. Ahora, solamente son
autorizados a poseer una casa por persona pero todavía no lo están a hacerlo
con propiedades de campo [www.un.org].
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