domingo, 23 de septiembre de 2012

Ejémplo de un examen de Sistemas Políticos Contemporaneos en la Facultad de Ciencias Políticas


SISTEMAS POLÍTICOS CONTEMPORÁNEOS

EXAMEN ELIMINATORIO


APELLIDOS:

NOMBRE:

GRUPO:

DNI/PASAPORTE:


PREGUNTAS



SISTEMA POLÍTICO BRITÁNICO

1. Las convenciones constitucionales: definir y dar algunos ejemplos.
2. Tipología de los miembros del Gabinete.
3. Partido Liberal-demócrata
4. Gabinete de coalición proporcional de Irlanda del Norte.



1. El carácter directorial del Consejo Federal.
2.  Describe el sistema electoral del Consejo Nacional.
3. El referéndum facultativo a nivel federal.
4. Rasgos definitorios de la Cultura Política.


SISTEMA POLÍTICO BELGA

1. Competencias de las Comunidades.
2. Explicar la utilidad de los grupos lingüísticos parlamentarios a nivel federal/regional.
3. El sistema institucional (consejo y colegio) de la Región de Bruselas-capital.

SISTEMA POLÍTICO ALEMÁN

1. Sistema de nombramiento del Presidente de la República.
2. La disolución del Bundestag (describir ambos casos posibles).
3. El voto en bloque en el Bundesrat.
4. Grupos de interés.

sábado, 22 de septiembre de 2012

Ensayo recensión sobre el Triunfo de la Voluntad


Ensayo sobre el documental El triunfo de la voluntad
El triunfo de la voluntad se trata de un documental realizado en 1935 por Leni Riefenstahl de claro corte propagandístico nazi por la cantidad de elementos ideológicos y persuasivos que se desprenden de él. El documental se divide en cuatro partes, siendo  la primera de ellas una especie de introducción donde se muestra la llegada del líder Hitler a la ciudad de Nüremberg fuertemente aclamado por una multitud; en el segundo día, se muestran múltiples discursos que se encuadran en la apertura del congreso nazi así como un discurso de Hitler sobre la necesidad del trabajo para reconstruir Alemania a una multitud formada en actitud pseudo-militar; la tercera parte se centra n unos discursos pronunciados por Hitler a las Juventudes Hitlerianas y otro que conmemora el aniversario de la llegada al poder del partido nazi; y la cuarta parte, centrada en la majestuosidad de las tropas de las SS y las SA así como de los desfiles militares ,y en unos discursos pronunciados de nuevo por Hitler en los que destaca la reafirmación de la supremacía del partido nazi en Alemania. Cabe destacar la abundancia de desfiles militares en las distintas partes del documental.
En el documental destacan numeroso aspectos ideológicos, siendo uno de los más llamativos el carácter militarizado que adquiere la sociedad; todo queda impregnado por el ejército, lo que hace referencia a la disciplina que se quiere imponer desde las élites a la sociedad, quedando reflejado así el marcado carácter fascista del partido nazi ya que se pone de manifiesto la visión por parte de este partido de una sociedad dividida en 2: la élite que manda y la masa que obedece. El reflejo del carácter fascista del partido nazi se puede observar en los continuos discursos llevados a cabo por Hitler y los demás líderes nazis, ya que hay una continua exaltación del líder, en este caso Hitler, al cual se refieren todos como la persona que guiará a Alemania, y que se erige como adalid de la masa social, del pueblo. Este líder se compromete en los numerosos discursos pronunciados en el documental a llevar a Alemania a recuperar su esplendor, a una nueva época de grandeza para lo que era necesario la unión del pueblo alemán y el trabajo en común de todos los alemanes en favor del Estado alemán, identificado con el partido nazi y con Hitler en partes del discurso en lo que puede considerarse otro aspecto ideológico del documental: el lenguaje exaltado, populista, que proporciona al pueblo lo que quiere oír; Hitler se sirve de la sugestión hacia el pueblo para conseguir el apoyo de la gente y se olvida de la argumentación en gran medida. Esta sugestión se sirve de una campaña de marketing, la cual se ve escenificada en varias partes del documental como por ejemplo la aparición de formaciones de miles de personas que, junto a los planos del avión por ejemplo, dan la impresión de un enorme poderío humano y tecnológico; los efectos sonoros otorgados por las orquestas en numerosas partes del documental; o la simbología utilizada continuamente con las esvásticas, que permiten a la gente adherirse con total facilidad a una ideología representada por el führer.
Se muestra la importancia de la educación en los discursos que realiza Hitler a las Juventudes Hitlerianas, en los cuales se intentan inculcar unos valores fuertemente nacionalistas basados en la necesidad de mantener la pureza de la raza y de mantener Alemania desde dentro mediante el trabajo de todos. Estos valores son representados en planos de enorme expresividad en los que se muestra cómo los alemanes preparan su propia comida y luego la reparten, en una especie de muestra autárquica; y en la muestra de los deportes practicados por jóvenes alemanes que demuestran la superioridad de la raza aria.
Planos tan simples como una multitud de niños uniformados o aquél que representa un discurso en el que se relaciona directamente a Alemania con Hitler y viceversa fueron capaces de causar tales sensaciones en los cuerpos de los alemanes de la época que les unieron e hicieron partícipes de una idea, de un objetivo común, y es ahí donde reside la maestría artística de la directora Leni Riefenstahl, una maestría artística que en mi opinión queda empañada por la inmoralidad de poner el arte al servicio de unos fines políticos, y más en concreto de los fines políticos nazis. El poder del arte es inimaginable por ser capaz de sugestionar a masas enteras, y es por ello que una ideología basada en la sugestión y no en la argumentación y en el raciocinio no merecen mi más mínimo respeto sin tan ni siquiera entrar a valorar los resultados que dichas ideas provocaron. Este es un claro ejemplo de la paradoja de como el arte, tantas veces portador de belleza, sabiduría y reflexión puede generar elementos de signo tan contrario al de los que deberían ser, en mi opinión, considerados los 3 estandartes de la humanidad.

sábado, 15 de septiembre de 2012

¿Los regímenes presidencialistas y los sistemas de partidos bipartidistas favorecen la estabilidad política?


¿Los regímenes presidencialistas y los sistemas de partidos bipartidistas favorecen la estabilidad política?


Estudiaremos siguiendo a Pasquino un ejemplo de cada uno de los modelos que se nos propone como hipótesis inicial en esta recensión: Estados Unidos por los presidencialistas, Francia como modelo semi-presidencialista, sistema que según este autor está dotado de entidad propia y Reino Unido como ejemplo de bipartidismo. Por otra parte contrapone Pasquino a estos tres tipos el sistema alemán y el italiano.

Se define en primer lugar el sistema Presidencial como aquel en el cual el presidente es elegido directamente (en el caso americano mediante los grandes electores que nunca han distorsionado la voluntad popular) y separado, aunque solo sea parcialmente, de la elección de la Cámara de Representantes. El Presidente por su parte no puede elegir a las Cámaras, las cuales a su vez no tendrán poder para destituirle salvo que decidan procesarlo, y aun que este excepcional proceso triunfase, sería el Vicepresidente el llamado a la sustitución, quien de todas formas ya estaba incluido en el mismo ticket que dio acceso al poder al Presidente.

El caso americano es particular por el celo que pone en la separación de poderes, especialmente ejecutivo-legislativo, no es excepcional que un votante demócrata, vote a un representante republicano para alguna de las cámaras a mitad del mandato presidencial tan solo para equilibrar esta balanza de poder.

Viene al caso explicar aquí, que si bien el cargo presidencial está dotado de numerosas prerrogativas ejecutivas, la iniciativa legislativa es exclusiva de las Cámaras, que además son muy celosas de este poder, y en muchos casos, las mayorías reforzadas que se necesita para aprobar ciertos proyectos no pueden ser conseguidas mas que por el consenso, este hecho, sumado al hecho antes mencionado de que el Presidente frecuentemente gobierna con alguna Cámara (o ambas) en contra, hace que podamos decir que, si bien el sistema es perfectamente estable, la gobernabilidad no siempre es todo lo eficaz que podría considerarse deseable. Esto ha provocado en la praxis que muchos presidentes no hayan podido llevar a cabo las propuestas estrella que llevaban incluidas en sus programas electorales y por las que paradójicamente fueron elegidos (Bill Clinton y su reforma sanitaria)

En Francia, tras el fracaso de la IV República, la reforma del sistema impulsada por De Gaulle provocó una fuerte debilidad en la institución parlamentaria a favor de la figura del presidente, aunque bien es cierto que no se puede considerar un sistema presidencialista puro. En el caso francés, mientras Presidencia y Parlamento ostenten el mismo signo la cuestión de la estabilidad carece de relevancia, es tan solo bajo el fenómeno conocido como cohabitación (Presidente de distinto partido que la mayoría parlamentaria) cuando podemos sacar a relucir este asunto, por ejemplo la peculiaridad del sistema francés que dota al Presiente de la capacidad de investir al Primer Ministro y al Parlamente la de destituirlo, mediante la praxis política también se le reservan carteras como la de Exteriores y Defensa, por lo que podemos concluir que De Gaulle hizo bien su trabajo y pese a las dificultades que la cohabitación puede provocar (especialmente la de Chirac con Jospin durante unos larguísimos 5 años) la estabilidad queda garantizada por la fortaleza de la figura presidencial.

Para terminar con el caso francés, decir que la ultima reforma del mandato presidencial ha igualado la duración de su mandato con del Parlamento y la cohabitación se presenta francamente improbable ahora y en el futuro.

Los británicos por su parte, tras privar a la figura del monarca de casi todo poder real confiaron su soberanía al Parlamento, pero dejando a su vez que su feroz sistema electoral mayoritario solo diera oportunidades reales a dos partidos (y por tanto la elección del Primer Ministro sigue la lógica de estas elecciones, ya que será el líder de uno de ellos), si bien es cierto que a lo largo de la historia no han sido los dos mismos partidos (históricamente Liberales vs. Conservadores, actualmente Laboristas vs. Conservadores) se han dado pocas o ninguna oportunidad a terceros partidos nacionales y mera representación, tan solo anecdótica, a nacionalismos o regionalismos, cuya última oportunidad real de influencia en el sistema fue en 1974, cuando se dio una de esas escasísimas ocasiones en las que no se consiguió mayoría absoluta en la House of Commons, ya fuera Tory o Laborista, pocos meses después unas nuevas elecciones corrigieron esta “deficiencia” otorgando al ganador una nueva mayoría absoluta (aunque escasa, de tan solo 3 asientos)

Por lo tanto, podemos concluir en este sentido que el sistema británico goza de una estabilidad envidiable, aunque el precio de esta sea el de la representatividad política, ya que solo un 30 o 40% del electorado se ve representado en unos gobiernos con mayorías mayúsculas, y alrededor de un 30% (elecciones de 2005) no tiene posibilidad ninguna de ver a sus representantes en los círculos de poder al no haber votado a ninguno de los dos “monstruos políticos” que dictan el compás del juego político en este país.

Dice Pasquino en uno de sus capítulos, que en cuanto a la estabilidad, los sistemas que acabamos de describir parten con ventaja, porque, ente otras cosas, es dificilísimo que el Líder sea derrocado una vez que ha sido elegido, por el contrario, si esta estabilidad se viese en peligro por cualquier motivo la situación seria muy grave porque el sistema no esta diseñado para esta situación, mientras, los sistemas parlamentarios llevan intrínseco a su propia naturaleza la mayor capacidad de absorber o amortiguar estas fases inestables. Es interesante por otra parte, acercarnos a sus conclusiones, que posteriormente tendremos en cuenta para las nuestras propias, y es que afirma: Que la división entre sistemas mayoritarios y proporcionales, por si misma no explica gran cosa, cosa que si hace el incluir cualquiera de los tres sistemas explicados previamente, mas aún baremados con los efectos electorales (tiene en cuenta lo que el dice el numero de “jugadores” que entran a la competición y que también encontramos en otros autores) y por tanto es interesante incluir la variable bipartidismo/multipartidismo en el análisis. Por último asigna un factor clave a la identificación de la responsabilidad, ya que será clave en la estabilidad del sistema identificar claramente al culpable de los déficits del mismo, no siendo lo mismo que tras una clara identificación, este pueda ser sustituido, que se diluya la responsabilidad en varias figuras o instituciones ocultando la fuente de la inestabilidad, que contagiará a todo el sistema.

Una vez analizados los tres sistemas que se proponían como hipótesis de la recensión, queda compararlos con los sistemas donde parlamentarismo y multipartidismo son la normalidad política, y es cierto, si vemos el caso italiano como ejemplo, que el número de gobiernos y de primeros ministros que han pasado en los últimos años ha sido escandalosamente alto en comparación con cualquiera de los antes citados, he incluso comparado con el alemán (también un sistema parlamentario con diversidad de partidos). Este último introduce una novedad (también la compartimos en España), que es la moción de censura constructiva, y es que si el momento político forma una mayoría casual que contradiga las propuestas del gobierno, solo la proposición alternativa de un candidato con posibilidades reales de relevar al líder podrá asegurar el triunfo de la moción, evitando así los vacíos de poder tan peligrosos si hablamos de estabilidad.

CONCLUSIONES:

Encuentro que la estabilidad depende en gran medida de que el sistema que la sustenta sea un sistema fuerte, y hay que reconocer, aunque solo sea por el conocimiento surgido de la práctica, que cuando los mecanismos institucionales otorgan un fuerte poder al grupo dirigente, asegurando así la competencia y la alternancia de los grandes partidos (como ocurre con demócratas y republicanos en Estados Unidos, con laboristas y conservadores en Reino Unido, con socialismo-derecha en Francia, he incluso socialistas y populares en un sistema de bipartidismo imperfecto que es el caso Español) la estabilidad queda garantizada. Como resultado de esta estabilidad, aparecen gobiernos fuertes dotados de todos los instrumentos necesarios para ejecutar sin cortapisas sus programas, solo limitados por la existencia periódica de elecciones, donde si el partido A, en el uso de ese poder, ha quedado debilitado, expuesto o ha perdido su legitimidad, será expulsado del trono por el partido B, bajo el amparo de una total y absoluta normalidad democrática, y así el ciclo comenzará de nuevo.

Ahora bien, aunque en efecto sería arriesgado tachar de anti-democrático esta forma de construir gobiernos, es cierto que la estabilidad tiene su precio, que es la representatividad y la inclusión de las minorías o de ideologías emergentes en el juego de poder (ningún partido ecologista se asomará nunca a las esferas de ese poder en el sistema británico, tal como si ocurre por ejemplo en Alemania o en alguno de los países escandinavos). Sistemas donde un 20 o 30% de la población ve como sistemáticamente sus representantes quedan fuera del circulo, o donde A y B cada vez son mas cercanos y solo se diferencian en tres o cuatro puntos clave de su programa, difícilmente pueden considerarse ideales, encontramos cada vez mas difícil distinguir matices grises entre el blanco de A o el negro de B, o peor aún, encontramos que A y B son simplemente variantes de una misma elite en el poder repartiéndose la estancia en el mismo de forma periódica para así legitimar su posición, donde todos los demás partidos quedan excluidos de la competición, porque entre otras cosas, su llegada podría cambiar las reglas del juego y bajar del asiento a los que ahora lo ocupan, o por lo menos obligar a tener en cuenta a terceras vías. Y recuperamos aquí a Pasquino, ya que si bien la estabilidad está a priori garantizada, de sobrevenir un periodo de inestabilidad, por el motivo que fuera, este podría ser mucho mas grave que el de un sistema parlamentario multipartidista, donde al fin y al cabo, los periodos de inestabilidad en los gobiernos, las coaliciones que caen y se levantan y la celebración de numerosas elecciones son simplemente el reflejo en sus representantes de un pueblo que no sabe ponerse de acuerdo.

BIBLIOGRAFIA:

PASQUINO, G. (2004): “Formación y disolución de los ejecutivos”, en Sistemas Políticos Comparados. Francia, Alemania, Gran Bretaña, Italia y Estados Unidos. Buenos Aires: Prometeo Libros/Bononiae Libris: pp. 89-122
PASQUINO, G. (2004): “El análisis de los sistemas políticos”, Sistemas Políticos Comparados. Francia, Alemania, Gran Bretaña, Italia y Estados Unidos. Buenos Aires: Prometeo Libros/Bononiae Libris: pp. 17-53
SARTORI, G. (1997): “Presidentialism”, “Parliamentary Systems” y “Semi-Presidentialism”, en Comparative Constitutional Engineering: An Inquiry into Structures, Incentives and Outcomes. Houndmills: Macmillan Press: pp. 83-100 y 101-140.
SARTORI, G. (1987): “El criterio numérico” y “Sistemas competitivos”, en Partidos y sistemas de partidos. Marco para un análisis. Madrid: Alianza editorial: pp. 151-258.
WARE, A. (1996): “La clasificación de los sistemas de partidos”, en Partidos políticos y sistemas de partidos. Madrid: Istmo: pp. 235-286.
Recursos de Internet:

sábado, 8 de septiembre de 2012

¿Son los regímenes de autoritarismo competitivo/electoral/liberalizado/pluralista o no más proclives a la democratización?


¿Son los regímenes de autoritarismo competitivo/electoral/liberalizado/pluralista o no más proclives a la democratización?


“The breakdown o an authoritarian regime does not necessarily signal the onset of democratic transformation. In fact, form 1972 to 2003, 77 percent of transitions from authoritarian government resulted in another authoritarian regime” (Hadenius, 2007)

 Lo que viene a decir que la caída de un régimen autoritario no necesariamente trae consigo una transición hacia la democracia, de hecho desde el año 72, el 77 % de las transiciones derivan en otro régimen autoritario, por lo tanto, la respuesta la deberemos buscar, en caso afirmativo en el escueto 23 % restante de el total de rupturas autoritarias producidas.

En primer lugar debemos definir lo que es un autoritarismo, ya ha sido clásica la dicotomización de sistemas entre totalitarios o democráticos, dejando en el limbo un buen número de regímenes que solo cumplían una parte de los requisitos del sistema al que se asemejaban, ejemplos de esto lo encontramos en la España franquista una vez superada la post-guerra, en el Japón anterior a 1945 e incluso en la Italia fascista (si bien es cierto que este puede ser sin duda uno de los autoritarismos que mas se aproximó al ideal totalitario)

Se puede discutir sobre la conveniencia o no de de clasificar el autoritarismo como un modelo independiente, o solo como una forma imperfecta de totalitarismo o democracia, 6 serán las características que se analizan para defender el porqué de esta separación respecto a los dos modelos típicos anteriores, y su utilidad radicará en la ayuda que esto proporciona en la comprensión de cómo estos regímenes solventan los problemas inherentes a todos los sistemas políticos… (Control, legitimidad, reclutamiento de elites, etc...) (Linz, 1974)

Entre los términos que nos ayudan a comprender al autoritarismo como un término medio pero a la vez independiente, encontramos clave en la definición de democracia la libre y pacifica competencia por el poder político (lo que requiere del elenco de libertades políticas) y el concepto totalitario de autocracia, dominación total y movilización controlada por la elite, a la vez que: ideología oficial, partido único, control de medios de comunicación, control de las fuerzas militares y estado policial, y por último control total de la economía.

Por tanto entenderemos como régimen autoritario aquellos sistemas con un pluralismo limitado, carentes de movilización política intensa, y en los que el líder ejerce el poder dentro de unos limites mal definidos pero predecibles

6 serán las características de estos regimenes, y nos servirán posteriormente, según su estado para valorar las posibilidades de una transición y hacia donde.

1.      Pluralismo:

Pluralismo limitado, grupos de interés cercanos a la “mentalidad” del régimen compiten por ocupar los puestos de poder cercanos al líder/es. Existe “cierto grado de competición”, lo cual contrasta con el predominio de los partidos totalitarios y a la vez con la libertad casi ilimitada de las democracias

2.      Mentalidad frente a ideología

Ante las ideologías intelectualmente elaboradas de los totalitarismos encontramos un pequeño conjunto de pensamientos o sentimientos emocionales que denominaremos mentalidad, utopía contra pragmatismo, es singular la aportación de la doctrina católica en los autoritarismos, lo que nos lleva a preguntarnos hasta que punto pueden suplir la carencia de ideología, encontrando entonces una grave insuficiencia como aspirante a articular el régimen, y es su internacionalismo y subordinación a un elemente externo e incontrolable como puede ser el Papa.

3.      Apatía frente a movilización

Dice Herbert Matthews refiriéndose al caso español, que el orden se mantiene esencialmente porque el pueblo lo desea, opino que en un país que tras sufrir una devastadora guerra civil y diez años de dura represión con un total de casi un millón de bajas humanas (sobre una población aproximada de 17 millones de habitantes ) hace imprescindible matizar su explicación sobre la actitud de la población, y es aquí donde encontramos la apatía, la aceptación pasiva, (a veces incluso sumisa) que se contrapone con la movilización del totalitarismo, mientras en estos últimos acaba siendo imprescindible la adopción del ideario (con nosotros o contra nosotros) en casos como el español, la población que no gana nada del régimen aspira a que se la deje lo mas en paz posible.

Ente los motivos que encontramos para esta apatía puede influir una baja renta media o la analfabetización o por el contrario la aproximación del régimen en una de sus fases al polo democrático o totalitario,

En general bajo los autoritarismos la afinidad a los grupos de interés surge para nutrir de personal a la maquinaria estatal.

4.      El partido autoritario

Mientras el partido nazi fue el instrumento en torno al que giró el ascenso y toma de poder del nacionalsocialismo alemán, en los casos de regímenes autoritarios, el partido suele crearse a posteriori, para articular la pseudo-ideología que antes hemos denominado mentalidad, leyendo a Stanley G. Paine (1965) encontramos que aunque ciertamente existe Falange antes de Franco, e incluso reconociendo cierto carisma a su líder e ideólogo, su influencia en la política estatal hasta la victoria nacional es menos que ínfima, sin casi afiliados, sin presupuesto, y sin resultados electorales dignos de ser llamados tales, y solo cuando Franco necesita dotar a su creación de cierto marco teórico usa a su antojo el simbolismo falangista, a la vez que suma otro pretendiente al reparto de poder con el que llevar a cabo los equilibrios necesarios para mantenerse cómodamente en la cumbre, cumpliendo así el objetivo de introducir un elemento mas en el pluralismo de poder, pero esta vez limitando su función a fuente de simbología y reclutamiento de miembros de la élite.

            5 y 6. Control de medios de comunicación y posición de los militares

Son quizá estos dos puntos los que menos diferencias pueden llegar a plantear con los sistemas totalitarios, ya que el control de los medios de comunicación son férreos, y la posición de los militares es en todo caso incomoda, subordinado en un caso al partido único y en el otro a la dirección del Líder o Junta que gobierne, si bien en este último caso, mediante la asignación de oficiales a los puestos de responsabilidad del régimen, así como el hecho de compartir simbología y principios puede fortalecer su lealtad y atenuar su incomodidad.

Como conclusión se alega que los autoritarismos son regímenes híbridos e inestables que sufren la tensión de direccionarse a uno de los polos debido entre otras cosas a su poca creatividad ideológica, aun así algunos han durado varias décadas, y aun así sorprendentemente, se da una escasez de transiciones hacia alguno de los polos, y en caso de darse suelen resultar imperfectos.

En otro orden de cosas encontramos el estudio del Lijphart sobre modelos democracia, al profundizar en los sistemas autoritarios, será interesante este estudio toda vez que podamos vislumbrar que opciones de cambio se manejan una vez superada la etapa autoritaria, y por tanto no es de menor relevancia la posibilidad de organizar el fututo sistema de manera mayoritaria o consensual, y es aquí cuando encontramos que el excluyente sistema mayoritario puede presentar problemas a la hora de reintegrar a las minorías (tanto miembros del pluralismo autoritarista como de la oposición al régimen), y es que si estas se ven fuera del juego político pueden presentar otro tipo radicalmente distinto de oposición, imaginemos por ejemplo el caso del PCE tras su legalización y ante la inminencia de las elecciones, sabiendo asegurada su cuota por el sistema proporcional, podían haber abogado por la ruptura en vez de remar conjuntamente junto con las demás fuerzas políticas en el consenso constitucional llegando incluso a aceptar la monarquía constitucional.

Por otro lado, Samul P. Huntington (1994) defiende que en la historia reciente el mundo se ha democratizado por olas que nos encontramos inmersos en la tercera de ellas, que comenzó con la Revolución de los claveles en Portugal en 1974 y que ha llevado a la democracia a una treintena de países desde entonces y cuando no, a cierta liberalización de los sistemas existentes y es por tanto una manifestación de una corriente general interconectada a nivel global.

A su vez Paloma Aguilar (2003) compila las teorías de la transición y la visión que dan varios autores y que serán la clave para ver que requisitos son imprescindibles para encontrar dicha transición, a mi juicio destaco dos como fundamentales: El desarrollo económico, social y cultural; y la actitud de las élites, tanto las del régimen como las opositoras:

-          Siguiendo a Lipset, las dos características que influyen en la estabilidad democrática serán el desarrollo económico y la legitimidad política, la democracia se relaciona según el con la prosperidad de la nación, a la vez naciones con mayores niveles de educación producen actitudes mas tolerantes
-          Adam Przeworski da la réplica afirmando que no es valida la comparación de datos económicos en democracias ya estabilizadas, y es que no esta claro que la prosperidad lleve a la democracia, sino que la democracia lleve a la prosperidad (pese a todo considero que es frecuente el caso de países que han prosperado bajo autoritarismos moderados y que han dado el salto definitivo cuando el marco autoritario ya no era suficiente para mantener el nivel de crecimiento
-          Por su parte Robert A. Dahl destaca como punto clave el sistema de garantías que debe ser establecido entre las dos élites (la poseedora del poder y la aspirante) a la vez que vuelve a resaltar la necesidad de ciertas magnitudes estructurales

Por último Linz describe (1990) ciertos aspectos que deben ser tenidos en cuenta a la hora de analizar las transiciones democráticas: las vías de acceso (diez vías), quien ostentará el poder durante la transición y que método se seguirá (reforma o ruptura):

-          En primer lugar, citando a Stepan se definen las diez posibles vías de acceso a la democracia política, en un primer grupo encontraríamos tres caminos hoy obsoletos, pero decisivos en la definición política de países como la R.F.Alemana o Japón, y consisten el establecer la democracia tras una ocupación extranjera, ya sea siguiendo un continuo pues ha estado todo el tiempo operativa (Dinamarca), la reformulación tras la liberación o la influencia externa que guió el caso alemán. Por otra parte un segundo grupo nos muestra que tres caminos se siguen de transición entre autoritarismo y democracia dentro del orden nacional: transformación interna, dirigida por los militares o retirada del poder de los mismos. Por último dedica un grupo con 4 caminos basados en los papeles de la oposición, cuando la sociedad elimina el régimen, cuando hay pacto entre partidos opositores, la revuelta violenta o la guerra revolucionaria.
-          Por otra parte expone las dos alternativas de gobierno provisional, el continuismo del régimen anterior o una innovación democrática, ambas carecen de garantías de triunfo y de la habilidad de consenso dependerá el éxito
-          A raíz de esto compara ruptura y reforma, y es aquí cuando postula que en caso de igualdad de fuerzas, solo la conjunción de ambas y la convivencia de fuerzas harán posible la renovación

Conclusión.

            Vemos los sistemas autoritarios como un hibrido inestable entre dos tipos ideales, sin la inercia suficiente para convertirse en un totalitarismo y sin la oposición necesaria para arrastrarlo a la senda democrática posee sin embargo un fuerte instinto de supervivencia, cada caso de autoritarismo es especial por las circunstancias que lo han desencadenado, y serán las elites las que se aferren al poder. Dentro del régimen se dan fases de aproximación a uno de los dos polos existentes, en todo caso su supervivencia depende de que no agote su inercia y provoque una crisis (acercándose demasiado al totalitarismo) o se agote el contexto histórico en el que surge y otra forma de gobierno ocupe entonces su papel.

            Como dice Huntington, es la marea de la historia la que supedita que un sistema autoritario surja o se debilite, que se escore hacia un polo u otro y que definitivamente fenezca por la incapacidad final de solventar los empujones de los grupos de interés que no encuentran acomodo bajo ese marco político y legal.

            Pero no siempre la democracia será el resultado, si hacemos caso a la tercera ola, hemos tenido y quizá tendremos todavía unos años de transiciones democráticas a gran escala, pero la vertiginosidad del tiempo puede hacer surgir una contra-ola que cambie la tendencia actual y desbarate los progresos democráticos conseguidos a día de hoy, donde inmersos en la era del terrorismo, las democracias actuales son mas proclives a recortar libertades políticas y civiles que a darlas.

BIBLIOGRAFIA:

AGUILAR FERNÁNDEZ, P. (2003): “Teorías de la transición y la consolidación democrática”, en DE BLAS GUERRERO, A., RUBIO LARA, M.J. Y J. DE ANDRÉS SANZ, Teoría del Estado. Madrid: UNED: pp. 215-234.

HADENIUS, A. y J. TEORELL (2007): “Pathways from authoritarianism”, Journal of democracy 18 (1): pp. 143-156.

HUNTINGTON, S. (1994): “¿Qué?”, en La tercera ola: la democratización a finales del siglo XX. Barcelona: Paidós: pp. 41-106.

LIJPHART, A. (2006): “El modelo consensual en Suiza y Bélgica”, en Modelos de democracia. Formas de gobierno y resultados electorales en treinta y seis países. Barcelona: Ariel: pp. 45-52.

LIJPHART, A. (2006): “El modelo Westminster en el Reino Unido”, en Modelos de democracia. Formas de gobierno y resultados electorales en treinta y seis países. Barcelona: Ariel: pp.21-31.

LINZ, J.J. (1974), “Una teoría del régimen autoritario. El caso de España”, en FRAGA, M. y otros, La España de los años 70. Madrid: Moneda y Crédito: pp. 1467-1531

LINZ, J.J. (1990): “Transiciones a la democracia”, Revista de Estudios e Investigaciones Sociológicas, nº 51: 7-33.

PAINE, S.G. (1965) Falange. Historia del fascismo español, editorial Ruedo Ibérico, París.

sábado, 1 de septiembre de 2012

Ensayo sobre Política Comparada


¿Tiene la Política Comparada entidad propia dentro de la Ciencia Política?


Si, en la medida que dicha entidad se adquiera al aproximarse a la disciplina mediante la sustantivación del método, diferenciándolo del método comparativo como algo general tal y como lo conocemos en las ciencias físicas y siendo este capaz de integrarse como parte del objeto (el comparar como fin, como forma de conocer)

Nacida en la década de los 60, la Política Comparada tiene una peculiaridad ciertamente determinante a la hora de ser incluida como subdisciplina de la Ciencia Política, y es la proximidad (por no decir igualdad) en el objeto de su estudio, siendo la diferencia determinante respecto a ésta el método de aproximación a tal objeto.

Éste por si solo podría ser un argumento válido para desestimar la inclusión de la Política Comparada en el lugar al que aspira y definiéndose entonces únicamente como un método de aproximación al objeto del que ya es titular la ciencia mayor, (diríamos en ese caso que Política Comparada es la simple aplicación del método comparativo a la Ciencia Política). Pero surgen a su favor otros argumentos que pueden contrarrestar la evidencia de que el objeto es confuso y que solo el método difiere claramente de la Ciencia Política:

-          Una vez reconocida la dualidad objeto-método como posibles formas de aproximación a la Política Comparada, podemos afirmar que es perfectamente legítima la definición de esta disciplina a través de su método, y es la propia existencia de la posibilidad de comparación lo que le da sustantividad a la misma.

-          Perteneciendo al débil campo de las Ciencias Sociales y Humanas, no es necesario más que constatar la dualidad existente, sin necesidad de eliminar ninguna de las opciones, validas ambas como aproximación a la disciplina.

Es verdad por otra parte, y éste no es solo un problema de la Política Comparada, si no en general de las Ciencias Sociales, que el pequeño numero de casos dados crea un problema insalvable que exige la adaptación de la disciplina, que deberá trabajar con ellos y con las limitaciones que ello conlleva, ya que la validez científica es menor cuanto mas pequeño es el campo a analizar (únicamente el comportamiento electoral se puede desligar de ello por su inmensidad, pero aun así aislar las variables que lo provocan puede ser tarea difícil debido a la unicidad de cada lugar y cada momento histórico).

Siguiendo a P.Mair (2001:448) la Política Comparada está compuesta por
el estudio de:

-          Países Extranjeros
-          La comparación sistemática y específica de los mismos con fines indicativos o incluso explicativos
-          El método de investigación

Vuelve a surgir aquí un elemento disidente, y es la renuncia de la Política Comparada a la búsqueda de la verdad absoluta y a cerrar los casos como definitivos y verdaderos una vez estudiados, si no que en cambio debe el investigador estar siempre dispuesto a dar una segunda vuelta, a corregir, a mejorar, a ampliar, lo que impide asegurar hipótesis y desarrollar teoremas siempre tan deseables en cuanto está de por medio la palabra Ciencia. Aunque irrefutable, podemos combatir este argumento con el colchón que nos proporciona el incluir una vez mas la subdisciplina que defendemos en una Ciencia Social, por lo tanto derivamos el debate a una instancia mas alta que no incumbe desarrollar aquí, aunque condicionará nuestra respuesta, es decir, será científica la Política Comparada en la medida que lo es la Propia Ciencia Política.

Difícilmente encaja también la inclusión de el Estudio de Caso bajo el paraguas de la Política Comparada, cuya única justificación encontraremos en que es un requisito, si no imprescindible, al menos mas que útil para sentar las bases de una futura comparación.

En la línea con lo que se ha dicho ya, surge la cuestión de que papel juega la Teoría en la Política Comparada si, como ya hemos dicho, el empirismo de la disciplina es solo relativo y el mundo que se estudia es cambiante e inestable (Marsh, 1997: 278). Laiz (2003:94) establece que existen dos tipos de Teoría, una con mayúscula que comprende los paradigmas generales, y una con minúscula que está hecha con los retazos de cada una de las grandes teorías con las que el investigador armará el caso concreto que es objeto de estudio y en el que muchas veces converge cierta especialidad que justifica este hecho. Y es que como demuestra la evolución de la Ciencia Política el seguimiento de un solo paradigma o de un solo modelo teórico con total fidelidad sin tener en cuenta la necesidad de una cierta elasticidad que encaje los golpes a los que todo teorema social se expone es poco menos que absurdo. 

No deja de ser frecuente al estudiar una disciplina descubrir como históricamente surgen dos formas de aproximación opuestas y a menudo excluyentes, y no es hasta que se combinan las virtudes de ambas cuando se pueden tejer cuerpos teóricos completos.

Aun queriendo defender la existencia de la Política Comparada como disciplina autónoma, hay que reconocer que las formas Teóricas de adentrarse en ella es de común uso con otras muchas ramas de la Ciencia Social, por otra parte quizás pueda ser novedosa la forma de aglutinar las teorías en una clasificación que surge específicamente en torno a la Política Comparada, 

-          Por nivel de explicación: La ambición es diferente, macro (teoría general de sistemas y estructural/funcional), meso (cabe aquí el estudio de área o el institucional propio de la edad joven de la Política Comparada o micro (destacando el conductismo, la elección racional o el elitismo)

-          En base a la dicotomía Estado/Sociedad: que consiste en dar prioridad al Estado (con una Teoría del Estado mas elaborado) o por el contrario dar esa prioridad a las fuerzas sociales imperantes en el, estableciendo únicamente la figura del Estado como Marco en el que estas fuerzas desarrollan su actividad. Encontramos aquí la figura del pluralismo, que parte de la premisa de un Estado moderno complejo, pero que al analizar las fuerzas sociales que lo ocupan olvida explicar de que instrumentos disponen en la lucha (Teoría del Estado de elaboración mas débil)

Sobre el método:

            Largo y tedioso sería explicar aquí el los distintos métodos que podemos utilizar, justificarlos o desarrollarlos. Baste con señalar que la Política Comparada hace suyos muchos de los utilizados en la Ciencia Política, y por su carácter comparativo adquieren relevante importancia los métodos cuantitativo y cualitativo; el primero, asociado con el surgimiento de la Ciencia Política y su temprana aspiración a la categoría de Ciencia Empírica, de neutralidad. Y una vez más en contraposición surge el método cualitativo de tendencia contraria, de especificidad. Si volvemos a hacer válida la lógica seguida en el punto anterior, el extremismo no es para nada deseable, ya que es excluyente  y por tanto reduce los posibles beneficios, siguiendo a Miguel Beltrán (1985:34), hay que dejar que sea el objeto el que justifique si se usa el método cualitativo o el cuantitativo.

Conclusiones:

Nada existe por si sólo, la comparación forma parte de la vida, es intrínseca del ser humano

De los muchos argumentos expuestos, no pocos podrían conducir las conclusiones al rechazo de la Política Comparada como disciplina independiente dentro de la Ciencia Política, pero hemos tratado de demostrar que la Política Comparada se puede entender  como un fin en si mismo, la comparación como resultado, como un ente propio que se hace sustantivo por el mero hecho de existir, todo lo humano no existe si no es mediante la interdependencia, por las referencias mas o menos cercanas que lo hagan medible. De nada sirve decir que España es una democracia si no conocemos otros sistemas, sean o no democráticos, que nos sirvan de referencia, de metro, de pulso de nuestro propio sistema. Dicho de forma coloquial, un café no es barato por valer un euro, sino por la conciencia que tenemos (comparada) de que valiendo tres euros dejaría de ser barato.

BIBLIOGRAFIA:

BELTRÁN, M. (1985): “Cinco vías de acceso a la realidad social” Revista Española de Investigaciones Sociológicas, num. 29, enero-marzo: pp. 7-41.

CAÏS, J. (1997): “Análisis entre países”, en Metodología del análisis comparativo. Madrid: CIS: pp. 83-100.

LAIZ, C. y ROMÁN, P. (2003): “La Política Comparada”, en Política Comparada. Madrid: McGraw Hill: pp. 1-15.

LAIZ, C. y ROMÁN, P. (2003): “El método”, en Política Comparada. Madrid: McGraw Hill: pp. 73-91.

LAIZ, C. y ROMÁN, P. (2003): “La teoría en política comparada”, en Política Comparada. Madrid: McGraw Hill: pp. 93-110.

LLAMAZARES, I. (1995): “El análisis comparado de los fenómenos políticos. Una discusión de sus objetivos metodológicos, supuestos metateóricos y vinculaciones con los marcos teóricos presentes en las Ciencias Sociales contemporáneas”, Revista de Estudios Políticos, nº 89, julio-septiembre.

MAIR, P. (2001): “La política comparada: una visión general”, en GOODING, R. y H.D. KLINGEMANN (eds.), Nuevo manual de Ciencia Política. Madrid: Istmo: pp.447-489.

MARSH, D. y STOCKER, G (1977) Teoría y métodos en la Ciencia política. Madrid. Alianza.