El Fracaso Escolar, Concepto y nociones básicas:
En todo lo relacionado a este tema
encontraremos un binomio existencia/lucha contra la existencia que emana de la
concepción que existe del fracaso escolar como un fenómeno a erradicar, no se
puede tratar asépticamente, su existencia no es objetiva sino producto del
error humano, ya sea natural, mediante posibles deficiencias físicas o psíquicas,
ya sea artificial, fruto de las carencias estructurales o políticas de una
sociedad.
El problemas del fracaso escolar es
un problema relativamente antiguo, y es así pues surge paralelamente al
nacimiento de unos estudios obligatorios que todos los jóvenes tienen el deber
de seguir pero no la capacidad de hacerlo (Eckert 2006). Entre los
profesionales dedicados al estudio del fracaso escolar hay una definición que
si bien admite matices, podría ser aceptada por todos, y que materializaremos
con las palabras de J.S. Martínez (2009):
“Podemos definir el fracaso escolar como el hecho administrativo de no lograr
el título académico mínimo o como no alcanzar cierto nivel mínimo de
conocimientos, tal y como se definen en los estudios de PISA.”
La primera parte de la oración sería
una definición rigurosa pero que corre el peligro de ser excesivamente
restrictiva, ya que numerosas fuentes, entre ellas, además de Martínez, el
propio Ministerio de Educación español o el ya citado informe PISA reconocen
que en un contexto occidentalizado el nivel de educación básico o fracaso escolar administrativo podría
ser un ámbito demasiado estrecho, y se plantea la posibilidad de matizarlo,
ampliando la definición de fracaso escolar a la no consecución de otros
objetivos de formación superior, como serían el bachillerato, una formación
profesional o incluso una formación universitaria, tal como afirma el Instituto
de Evaluación dependiente del Ministerio de Educación, que entenderá como abandono escolar prematuro el cese en
los estudios de aquellas personas de entre 18 y 24 años que habiendo alcanzado
como máximo la enseñanza secundaria obligatoria no prosigan estudios
superiores.
Encontramos una profundización de
esta definición en S. Hernández Ruiz y G. Gómez Dacal (en García Tirados 1989)
que dirá que identificará el fracaso escolar con una de las siguientes
situaciones:
a) Calificación negativa en los resultados escolares.
b) Obtención por parte del alumno de resultados instructivos
y/o formativos por debajo de los niveles que se fijan en el curso o nivel que
sigue, con independencia del tipo de sanción académica que se le otorgue.
c) Logro por parte del alumno de un nivel instructivo y/o formativo
que está por debajo de sus posibilidades personales en materia de aprendizaje.
d) Imposibilidad por parte del alumno de alcanzar el titulo que
otorga un nivel educativo, a pesar de las prórrogas de escolarización o
ampliación de convocatorias que se autorizan para los que no siguen el proceso
regular y normal de estudios.
Y su manifestación externa suele ser:
a) La existencia de una sanción académica negativa respecto a
los resultados escolares que alcanza el alumno.
b) La no consecución por parte del alumno de lo que se considera
nivel formativo "suficiente", respecto a una norma externa o
satisfactoria, si las propias posibilidades de aprender del alumno constituyen
el referente para la evaluación de sus resultados escolares.
El término fracaso como pilar nominal
del concepto, aunque generalizado y aceptado no ha estado exento sin embargo de
sufrir numerosas críticas por la enorme carga negativa que transmite, ya que el
fracasado, aunque solo lo sea escolarmente puede ser asimilado
terminológicamente con un excluido social (Marchesi, 2003).
Como ya hemos dicho antes, incluso
aunque eliminemos la concepción negativa del individuo que ha fracasado, el
fracaso escolar no es en ningún momento un fenómeno deseable, y la propia definición
nos emplaza la idea de que aunque el fracasado no es un excluido, cuanto menos
fracaso exista más cerca estaremos de cumplir los ideales sociales, lo que
explicado en otras palabras podría traducirse en que si bien una persona
enferma puede no ser culpable de estarlo, e incluso ser un sujeto perfectamente
válido en todos los aspectos, aun así lo deseable sería que no existiera la
enfermedad, y a la erradicación de esta “enfermedad social” han dedicado
políticos e investigadores numerosos esfuerzos, no todos con el mismo éxito.
En España no es sino en los años 70
cuando, tras el final de la dictadura cuando tiene sentido hablar de fracaso
escolar, ya que no existe educación obligatoria previamente, bajo el amparo del
artículo 27 de la Constitución Española, que regula los principios del sistema
educativo, la edad hasta la que un alumno deberá estar escolarizado se fija en
14 años en un primer momento a través de la LCE, que será posteriormente
modificada por la LOGSE en 1990. Otras
reformas educativas que median entre ambas leyes serán la LOECE de 1980 y la
LODE de 1985.
Actualmente, reformando la LOGSE se
encuentra en vigor la LOE 2/2006 del 3 de mayo en cuyos principios algunos han
querido ver una nueva carga contra el fracaso escolar, baza política que se
juega siempre en este país debido entre otras cosas, tal como veremos más
adelante, que nuestros resultados nunca han sido competitivos con respecto a
nuestros vecinos europeos.
LOE 2/2006:
Artículo 1. Principios. El sistema educativo español, configurado de
acuerdo con los valores de la Constitución y asentado en el respeto a los
derechos y libertades reconocidos en ella, se inspira en los siguientes
principios: (…)
b. La equidad, que garantice la igualdad de oportunidades, la
inclusión educativa y la no discriminación y actúe como elemento compensador de
las desigualdades personales, culturales, económicas y sociales, con especial
atención a las que deriven de discapacidad.(…)
d. La concepción de la educación como un aprendizaje
permanente, que se desarrolla a lo largo de toda la vida.
e. La flexibilidad para adecuar la educación a la diversidad
de aptitudes, intereses, expectativas y necesidades del alumnado, así como a
los cambios que experimentan el alumnado y la sociedad.
f. La orientación educativa y profesional de los estudiantes,
como medio necesario para el logro de una formación personalizada, que propicie
una educación integral en conocimientos, destrezas y valores
Si bien en el texto todavía no se
introducen medidas especificas en la lucha contra el fracaso escolar es ya
notable la dirección que toma el desarrollo legal, tomando por ejemplo el tenor
literal del párrafo cuarto vemos corroborado el matiz de la definición amplia de fracaso escolar que se recogía
en PISA.
Artículo 2. Fines.
1. El sistema educativo español se orientará a la consecución
de los siguientes fines:
a. El pleno desarrollo de la
personalidad y de las capacidades de los alumnos.(…)
d. La educación en la responsabilidad
individual y en el mérito y esfuerzo personal.(…)
f. El desarrollo de la capacidad de los alumnos para regular
su propio aprendizaje, confiar en sus aptitudes y conocimientos, así como para
desarrollar la creatividad, la iniciativa personal y el espíritu emprendedor.
i. La capacitación para el ejercicio de
actividades profesionales.
Aunque no encontramos un alegato
especifico que propulse la lucha contra el fracaso escolar, parece difícil
aceptar que todos estos principios y fines pueden estar cerca de su
cumplimiento si no se garantiza un importante volumen de alumnos que cumplan
como mínimo el periodo de educación obligatoria. Fuera de estos principios
encontramos también artículos garantistas que una vez desarrollados, en la
propia ley o mediante los respectivos reglamentos darán acciones concretas de
lucha contra el fracaso escolar.
Artículo 4.3. Sin perjuicio de que a lo largo de la enseñanza
básica se garantice una educación común para los alumnos, se adoptará la
atención a la diversidad como principio fundamental. Cuando tal diversidad lo
requiera, se adoptarán las medidas organizativas y curriculares pertinentes,
según lo dispuesto en la presente Ley.
Artículo 5. El aprendizaje a lo largo de la vida.
1. Todas las personas deben tener la posibilidad de formarse
a lo largo de la vida, dentro y fuera del sistema educativo, con el fin de
adquirir, actualizar, completar y ampliar sus capacidades, conocimientos,
habilidades, aptitudes y competencias para su desarrollo personal y
profesional.
2. El sistema educativo tiene como principio básico propiciar
la educación permanente. A tal efecto, preparará a los alumnos para aprender
por sí mismos y facilitará a las personas adultas su incorporación a las
distintas enseñanzas, favoreciendo la conciliación del aprendizaje con otras
responsabilidades y actividades.
3. Para garantizar el acceso universal y permanente al
aprendizaje, las diferentes Administraciones públicas identificarán nuevas
competencias y facilitarán la formación requerida para su adquisición.
4. Asimismo, corresponde a las Administraciones públicas
promover, ofertas de aprendizaje flexibles que permitan la adquisición de
competencias básicas y, en su caso, las correspondientes titulaciones, a
aquellos jóvenes y adultos que abandonaron el sistema educativo sin ninguna
titulación.
5. El sistema educativo debe facilitar y las Administraciones
públicas deben promover que toda la población llegue a alcanzar una formación
de educación secundaria postobligatoria o equivalente.
Será fundamental para entender la
posición de la Administración será la lectura de los párrafos cuarto y quinto
de este artículo 5. Ya que será pilar básico, junto al planteamiento
constitucional ya mencionado en la promoción pública de la educación de nuestro
país.
En contraposición al interés público
por promover una población formada encontramos el ámbito privado del individuo
como segundo elemento clave en la prevención del fracaso escolar y que será a
la postre nuestro objeto de estudio, y es que los entornos primarios y
secundarios del individuo influirán tanto o más que la disposición estatal del
sistema educativo. Para profundizar en esto deberemos definir el entorno del
individuo, centrándonos principalmente en la familia, averiguar las causas
generales del fracaso escolar y baremar ambos factores para encontrar los
puntos clave que nos permitan profundizar en la investigación de la influencia
de la familia en la existencia del fracaso escolar o por el contrario en la
prevención del mismo.
Familia:
Muchos han sido los intentos de
definir el término de familia, algunos de ellos demasiados complejos, otros
quizás demasiado ambiciosos, puede parecer idóneo por tanto acercarse desde su
acepción más cercana, aquella que la define como el circulo primario en las
relaciones sociales de un individuo, o incluso desarrollar su concepción
biológica y empezar a construir a partir de ahí.
Para la RAE: familia. (Del lat.
familĭa).
1. f. Grupo de personas emparentadas entre sí que viven
juntas.
2. f. Conjunto de ascendientes, descendientes, colaterales y
afines de un linaje.
3. f. Hijos o descendencia.
4. f. Conjunto de personas que tienen alguna condición,
opinión o tendencia común
El enfoque biológico en la familia se
refiere a la vida en común de dos personas de sexo distinto para la
reproducción y conservación de la especie, la preservación de los miembros de
la familia y la crianza de los hijos en el ambiente familiar. (Carrillo 2009)
Para Ana María Brígido (2009) la
familia sigue siendo el factor socializador más importante, pese a la
problemática moderna y su proceso de desestructuración tres elementos clave le
confieren esta importancia:
a) Primera estructura vital en la que se
integra el niño y que cubrirá sus necesidades básicas.
b) Existencia de fuertes relaciones
primarias entre los miembros basadas en fuertes lazos afectivos.
c) Es el lugar donde el niño pasará la
mayor parte del tiempo en sus primeros años.
d) Vinculo psicológico que une a los
miembros al ser los unos la prolongación biológica de los otros.
Para Otero (En Carrillo L. 2009)
Habrá cuatro tipos de familia, en función de su tamaño,
1. Familia de Hijo Único
2. Familia pequeña
3. Familia de tamaño medio
4. Familia grande
Para Carrillo, desde una perspectiva
evolutivo-educativa, la familia en condiciones normales supone:
• Un proyecto vital de
existencia en común con un proyecto educativo compartido, donde hay un fuerte
compromiso emocional.
• Un contexto de
desarrollo tanto para los hijos como para los padres y abuelos.
• Un escenario de
encuentro inter generacional.
• Una red de apoyo para
las transiciones y las crisis.
Además, en su tesis, Carrillo
introduce un concepto que nos puede resultar tremendamente interesante a la
hora de relacionar familia y fracaso escolar, y tiene que ver con los estados
de anarquía, o la falta de legitimidad de las ordenes o conductas que se siguen
en el seno familiar, y que puede explicar porque en algunos casos los
estudiantes no pueden aplicar a la actitud diligente necesaria para obtener
unos resultados básicos a nivel académico:
“Creer en Dios, ser Comunista, ponerse el pijama antes de
dormir, no caminar descalzo o ser vegetarianos, pueden ser mandatos
arbitrarios, caprichosos u hormonales, cuando nadie explica las razones, el
porqué debemos hacerlo. Impera la anarquía porque no existen roles definidos y
cada quien actúa dependiendo de cómo se siente”
Causas del fracaso escolar:
En un primer momento, al comienzo de
la sociedad industrial, marco histórico en el que se desarrollan los primeros
sistemas de educación obligatoria y se percibe por primera vez este fenómeno,
se va a tender a pensar que el fracaso es culpa del propio individuo, por unas
carencias innatas que deberán percibirse lo más temprano posible para poder
adaptar al individuo a las estructuras de formación apropiadas (Eckert 2006).
Superada la concepción culpabilistica del individuo pero sin negar la
influencia que la configuración natural de una persona puede tener en su
rendimiento escolar tres son los principales frentes abiertos en el debate
sobre quién carga con la causalidad en cuanto a la existencia del fracaso
escolar, podemos anunciarlos brevemente:
De menor a mayor, cabría empezar con
los factores propios del individuo, factores físicos o psíquicos que potencian
o merman la capacidad de adaptación de un individuo al sistema escolar
La socialización, el entorno en el que una
persona crece y se desarrolla, entorno geográfico, nivel de vida familiar,
educación de los padres, inmigración, caída demográfica, etc.
La inversión pública en educación y las
deficiencias estructurales del sistema, existen numerosas opiniones que afirman
que la relación entre inversión pública en educación y la reducción del fracaso
escolar es directamente proporcional a la vez que un hecho innegable, y que si
bien aceptan la existencia de otros factores que expliquen el fracaso escolar
en ningún caso serán tan significativos como la ausencia de dinero en las
escuelas procedentes de las arcas públicas.
1 – Escapándose de las fronteras que
delimitan la Sociología y su campo de estudio y adentrándose en otras ciencias
como la médica y la psicológica encontramos explicación a causas
individualizadas que provocan el fracaso escolar, si bien no siempre son
decisivas ni corregibles de un diagnostico a tiempo y su posterior tratamiento
dependerá que el individuo que padezca estos trastornos tenga la oportunidad de
cursar sus estudios con mayor o menor normalidad. Entre los trastornos físicos
encontramos los impedimentos físicos naturales de muy diversa índole que
impiden a una persona seguir con normalidad un ritmo de clases adecuado. Menos
evidentes pero probablemente más comunes encontramos, encuadrándolas como causas
psíquicas que provocan o favorecen el fracaso escolar las Dificultades de
Aprendizaje (D.A.) como la dislexia,
la disgrafia o la discalculia son un paradigma en fracaso
escolar producido por alteraciones neuro-funcionales, además de encontrar casos de fracaso escolar
debidos a la aparición de algunos de los siguientes signos de disfunción
cerebral (Portellano 2003) El fracaso escolar puede estar producido por un
amplio abanico de factores personales o ambientales; al menos en la mitad de
los casos se observa la existencia de trastornos neuro-madurativos o
manifestaciones más o menos intensas de disfunción cerebral (Portellano 1989,
1991).
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