lunes, 23 de julio de 2012

Marco teórico para una investigación social sobre el fracaso escolar.


El Fracaso Escolar, Concepto y nociones básicas:
En todo lo relacionado a este tema encontraremos un binomio existencia/lucha contra la existencia que emana de la concepción que existe del fracaso escolar como un fenómeno a erradicar, no se puede tratar asépticamente, su existencia no es objetiva sino producto del error humano, ya sea natural, mediante posibles deficiencias físicas o psíquicas, ya sea artificial, fruto de las carencias estructurales o políticas de una sociedad.
El problemas del fracaso escolar es un problema relativamente antiguo, y es así pues surge paralelamente al nacimiento de unos estudios obligatorios que todos los jóvenes tienen el deber de seguir pero no la capacidad de hacerlo (Eckert 2006). Entre los profesionales dedicados al estudio del fracaso escolar hay una definición que si bien admite matices, podría ser aceptada por todos, y que materializaremos con las palabras de J.S. Martínez (2009):
“Podemos definir el fracaso escolar como el hecho administrativo de no lograr el título académico mínimo o como no alcanzar cierto nivel mínimo de conocimientos, tal y como se definen en los estudios de PISA.”
La primera parte de la oración sería una definición rigurosa pero que corre el peligro de ser excesivamente restrictiva, ya que numerosas fuentes, entre ellas, además de Martínez, el propio Ministerio de Educación español o el ya citado informe PISA reconocen que en un contexto occidentalizado el nivel de educación básico o fracaso escolar administrativo podría ser un ámbito demasiado estrecho, y se plantea la posibilidad de matizarlo, ampliando la definición de fracaso escolar a la no consecución de otros objetivos de formación superior, como serían el bachillerato, una formación profesional o incluso una formación universitaria, tal como afirma el Instituto de Evaluación dependiente del Ministerio de Educación, que entenderá como abandono escolar prematuro el cese en los estudios de aquellas personas de entre 18 y 24 años que habiendo alcanzado como máximo la enseñanza secundaria obligatoria no prosigan estudios superiores.
Encontramos una profundización de esta definición en S. Hernández Ruiz y G. Gómez Dacal (en García Tirados 1989) que dirá que identificará el fracaso escolar con una de las siguientes situaciones:
a) Calificación negativa en los resultados escolares.
b) Obtención por parte del alumno de resultados instructivos y/o formativos por debajo de los niveles que se fijan en el curso o nivel que sigue, con independencia del tipo de sanción académica que se le otorgue.
c) Logro por parte del alumno de un nivel instructivo y/o formativo que está por debajo de sus posibilidades personales en materia de aprendizaje.
d) Imposibilidad por parte del alumno de alcanzar el titulo que otorga un nivel educativo, a pesar de las prórrogas de escolarización o ampliación de convocatorias que se autorizan para los que no siguen el proceso regular y normal de estudios.
Y su manifestación externa suele ser:
a) La existencia de una sanción académica negativa respecto a los resultados escolares que alcanza el alumno.
b) La no consecución por parte del alumno de lo que se considera nivel formativo "suficiente", respecto a una norma externa o satisfactoria, si las propias posibilidades de aprender del alumno constituyen el referente para la evaluación de sus resultados escolares.
El término fracaso como pilar nominal del concepto, aunque generalizado y aceptado no ha estado exento sin embargo de sufrir numerosas críticas por la enorme carga negativa que transmite, ya que el fracasado, aunque solo lo sea escolarmente puede ser asimilado terminológicamente con un excluido social (Marchesi, 2003).
Como ya hemos dicho antes, incluso aunque eliminemos la concepción negativa del individuo que ha fracasado, el fracaso escolar no es en ningún momento un fenómeno deseable, y la propia definición nos emplaza la idea de que aunque el fracasado no es un excluido, cuanto menos fracaso exista más cerca estaremos de cumplir los ideales sociales, lo que explicado en otras palabras podría traducirse en que si bien una persona enferma puede no ser culpable de estarlo, e incluso ser un sujeto perfectamente válido en todos los aspectos, aun así lo deseable sería que no existiera la enfermedad, y a la erradicación de esta “enfermedad social” han dedicado políticos e investigadores numerosos esfuerzos, no todos con el mismo éxito.
En España no es sino en los años 70 cuando, tras el final de la dictadura cuando tiene sentido hablar de fracaso escolar, ya que no existe educación obligatoria previamente, bajo el amparo del artículo 27 de la Constitución Española, que regula los principios del sistema educativo, la edad hasta la que un alumno deberá estar escolarizado se fija en 14 años en un primer momento a través de la LCE, que será posteriormente modificada por la  LOGSE en 1990. Otras reformas educativas que median entre ambas leyes serán la LOECE de 1980 y la LODE de 1985.
Actualmente, reformando la LOGSE se encuentra en vigor la LOE 2/2006 del 3 de mayo en cuyos principios algunos han querido ver una nueva carga contra el fracaso escolar, baza política que se juega siempre en este país debido entre otras cosas, tal como veremos más adelante, que nuestros resultados nunca han sido competitivos con respecto a nuestros vecinos europeos.
LOE 2/2006:
Artículo 1. Principios. El sistema educativo español, configurado de acuerdo con los valores de la Constitución y asentado en el respeto a los derechos y libertades reconocidos en ella, se inspira en los siguientes principios: (…)
b. La equidad, que garantice la igualdad de oportunidades, la inclusión educativa y la no discriminación y actúe como elemento compensador de las desigualdades personales, culturales, económicas y sociales, con especial atención a las que deriven de discapacidad.(…)
d. La concepción de la educación como un aprendizaje permanente, que se desarrolla a lo largo de toda la vida.
e. La flexibilidad para adecuar la educación a la diversidad de aptitudes, intereses, expectativas y necesidades del alumnado, así como a los cambios que experimentan el alumnado y la sociedad.
f. La orientación educativa y profesional de los estudiantes, como medio necesario para el logro de una formación personalizada, que propicie una educación integral en conocimientos, destrezas y valores

Si bien en el texto todavía no se introducen medidas especificas en la lucha contra el fracaso escolar es ya notable la dirección que toma el desarrollo legal, tomando por ejemplo el tenor literal del párrafo cuarto vemos corroborado el matiz de la definición amplia de fracaso escolar que se recogía en PISA.

Artículo 2. Fines.
1. El sistema educativo español se orientará a la consecución de los siguientes fines:
a. El pleno desarrollo de la personalidad y de las capacidades de los alumnos.(…)
d. La educación en la responsabilidad individual y en el mérito y esfuerzo personal.(…)
f. El desarrollo de la capacidad de los alumnos para regular su propio aprendizaje, confiar en sus aptitudes y conocimientos, así como para desarrollar la creatividad, la iniciativa personal y el espíritu emprendedor.
i. La capacitación para el ejercicio de actividades profesionales.

Aunque no encontramos un alegato especifico que propulse la lucha contra el fracaso escolar, parece difícil aceptar que todos estos principios y fines pueden estar cerca de su cumplimiento si no se garantiza un importante volumen de alumnos que cumplan como mínimo el periodo de educación obligatoria. Fuera de estos principios encontramos también artículos garantistas que una vez desarrollados, en la propia ley o mediante los respectivos reglamentos darán acciones concretas de lucha contra el fracaso escolar.

Artículo 4.3. Sin perjuicio de que a lo largo de la enseñanza básica se garantice una educación común para los alumnos, se adoptará la atención a la diversidad como principio fundamental. Cuando tal diversidad lo requiera, se adoptarán las medidas organizativas y curriculares pertinentes, según lo dispuesto en la presente Ley.
Artículo 5. El aprendizaje a lo largo de la vida.
1. Todas las personas deben tener la posibilidad de formarse a lo largo de la vida, dentro y fuera del sistema educativo, con el fin de adquirir, actualizar, completar y ampliar sus capacidades, conocimientos, habilidades, aptitudes y competencias para su desarrollo personal y profesional.
2. El sistema educativo tiene como principio básico propiciar la educación permanente. A tal efecto, preparará a los alumnos para aprender por sí mismos y facilitará a las personas adultas su incorporación a las distintas enseñanzas, favoreciendo la conciliación del aprendizaje con otras responsabilidades y actividades.
3. Para garantizar el acceso universal y permanente al aprendizaje, las diferentes Administraciones públicas identificarán nuevas competencias y facilitarán la formación requerida para su adquisición.
4. Asimismo, corresponde a las Administraciones públicas promover, ofertas de aprendizaje flexibles que permitan la adquisición de competencias básicas y, en su caso, las correspondientes titulaciones, a aquellos jóvenes y adultos que abandonaron el sistema educativo sin ninguna titulación.
5. El sistema educativo debe facilitar y las Administraciones públicas deben promover que toda la población llegue a alcanzar una formación de educación secundaria postobligatoria o equivalente.

Será fundamental para entender la posición de la Administración será la lectura de los párrafos cuarto y quinto de este artículo 5. Ya que será pilar básico, junto al planteamiento constitucional ya mencionado en la promoción pública de la educación de nuestro país.
En contraposición al interés público por promover una población formada encontramos el ámbito privado del individuo como segundo elemento clave en la prevención del fracaso escolar y que será a la postre nuestro objeto de estudio, y es que los entornos primarios y secundarios del individuo influirán tanto o más que la disposición estatal del sistema educativo. Para profundizar en esto deberemos definir el entorno del individuo, centrándonos principalmente en la familia, averiguar las causas generales del fracaso escolar y baremar ambos factores para encontrar los puntos clave que nos permitan profundizar en la investigación de la influencia de la familia en la existencia del fracaso escolar o por el contrario en la prevención del mismo.
Familia:
Muchos han sido los intentos de definir el término de familia, algunos de ellos demasiados complejos, otros quizás demasiado ambiciosos, puede parecer idóneo por tanto acercarse desde su acepción más cercana, aquella que la define como el circulo primario en las relaciones sociales de un individuo, o incluso desarrollar su concepción biológica y empezar a construir a partir de ahí.
Para la RAE: familia. (Del lat. familĭa).
1. f. Grupo de personas emparentadas entre sí que viven juntas.
2. f. Conjunto de ascendientes, descendientes, colaterales y afines de un linaje.
3. f. Hijos o descendencia.
4. f. Conjunto de personas que tienen alguna condición, opinión o tendencia común
El enfoque biológico en la familia se refiere a la vida en común de dos personas de sexo distinto para la reproducción y conservación de la especie, la preservación de los miembros de la familia y la crianza de los hijos en el ambiente familiar. (Carrillo 2009)
Para Ana María Brígido (2009) la familia sigue siendo el factor socializador más importante, pese a la problemática moderna y su proceso de desestructuración tres elementos clave le confieren esta importancia:
a)      Primera estructura vital en la que se integra el niño y que cubrirá sus necesidades básicas.
b)      Existencia de fuertes relaciones primarias entre los miembros basadas en fuertes lazos afectivos.
c)       Es el lugar donde el niño pasará la mayor parte del tiempo en sus primeros años.
d)      Vinculo psicológico que une a los miembros al ser los unos la prolongación biológica de los otros.
Para Otero (En Carrillo L. 2009) Habrá cuatro tipos de familia, en función de su tamaño,
1.       Familia de Hijo Único
2.       Familia pequeña
3.       Familia de tamaño medio
4.       Familia grande
Para Carrillo, desde una perspectiva evolutivo-educativa, la familia en condiciones normales supone:
• Un proyecto vital de existencia en común con un proyecto educativo compartido, donde hay un fuerte compromiso emocional.
• Un contexto de desarrollo tanto para los hijos como para los padres y abuelos.
• Un escenario de encuentro inter generacional.
• Una red de apoyo para las transiciones y las crisis.
Además, en su tesis, Carrillo introduce un concepto que nos puede resultar tremendamente interesante a la hora de relacionar familia y fracaso escolar, y tiene que ver con los estados de anarquía, o la falta de legitimidad de las ordenes o conductas que se siguen en el seno familiar, y que puede explicar porque en algunos casos los estudiantes no pueden aplicar a la actitud diligente necesaria para obtener unos resultados básicos a nivel académico:

“Creer en Dios, ser Comunista, ponerse el pijama antes de dormir, no caminar descalzo o ser vegetarianos, pueden ser mandatos arbitrarios, caprichosos u hormonales, cuando nadie explica las razones, el porqué debemos hacerlo. Impera la anarquía porque no existen roles definidos y cada quien actúa dependiendo de cómo se siente”

Causas del fracaso escolar:
En un primer momento, al comienzo de la sociedad industrial, marco histórico en el que se desarrollan los primeros sistemas de educación obligatoria y se percibe por primera vez este fenómeno, se va a tender a pensar que el fracaso es culpa del propio individuo, por unas carencias innatas que deberán percibirse lo más temprano posible para poder adaptar al individuo a las estructuras de formación apropiadas (Eckert 2006). Superada la concepción culpabilistica del individuo pero sin negar la influencia que la configuración natural de una persona puede tener en su rendimiento escolar tres son los principales frentes abiertos en el debate sobre quién carga con la causalidad en cuanto a la existencia del fracaso escolar, podemos anunciarlos brevemente:
De menor a mayor, cabría empezar con los factores propios del individuo, factores físicos o psíquicos que potencian o merman la capacidad de adaptación de un individuo al sistema escolar
 La socialización, el entorno en el que una persona crece y se desarrolla, entorno geográfico, nivel de vida familiar, educación de los padres, inmigración, caída demográfica, etc.
 La inversión pública en educación y las deficiencias estructurales del sistema, existen numerosas opiniones que afirman que la relación entre inversión pública en educación y la reducción del fracaso escolar es directamente proporcional a la vez que un hecho innegable, y que si bien aceptan la existencia de otros factores que expliquen el fracaso escolar en ningún caso serán tan significativos como la ausencia de dinero en las escuelas procedentes de las arcas públicas.
1 – Escapándose de las fronteras que delimitan la Sociología y su campo de estudio y adentrándose en otras ciencias como la médica y la psicológica encontramos explicación a causas individualizadas que provocan el fracaso escolar, si bien no siempre son decisivas ni corregibles de un diagnostico a tiempo y su posterior tratamiento dependerá que el individuo que padezca estos trastornos tenga la oportunidad de cursar sus estudios con mayor o menor normalidad. Entre los trastornos físicos encontramos los impedimentos físicos naturales de muy diversa índole que impiden a una persona seguir con normalidad un ritmo de clases adecuado. Menos evidentes pero probablemente más comunes encontramos, encuadrándolas como causas psíquicas que provocan o favorecen el fracaso escolar las Dificultades de Aprendizaje (D.A.) como la dislexia, la disgrafia o la discalculia son un paradigma en fracaso escolar producido por alteraciones neuro-funcionales,  además de encontrar casos de fracaso escolar debidos a la aparición de algunos de los siguientes signos de disfunción cerebral (Portellano 2003) El fracaso escolar puede estar producido por un amplio abanico de factores personales o ambientales; al menos en la mitad de los casos se observa la existencia de trastornos neuro-madurativos o manifestaciones más o menos intensas de disfunción cerebral (Portellano 1989, 1991).

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