¿Son los regímenes de autoritarismo
competitivo/electoral/liberalizado/pluralista o no más proclives a la
democratización?
“The breakdown o an authoritarian regime does not necessarily signal the
onset of democratic transformation. In fact, form 1972 to 2003, 77 percent of
transitions from authoritarian government resulted in another authoritarian
regime” (Hadenius,
2007)
Lo
que viene a decir que la caída de un régimen autoritario no necesariamente trae
consigo una transición hacia la democracia, de hecho desde el año 72, el 77 %
de las transiciones derivan en otro régimen autoritario, por lo tanto, la
respuesta la deberemos buscar, en caso afirmativo en el escueto 23 % restante
de el total de rupturas autoritarias producidas.
En primer lugar debemos definir lo que es un
autoritarismo, ya ha sido clásica la dicotomización de sistemas entre
totalitarios o democráticos, dejando en el limbo un buen número de regímenes
que solo cumplían una parte de los requisitos del sistema al que se asemejaban,
ejemplos de esto lo encontramos en la España franquista una vez superada la
post-guerra, en el Japón anterior a 1945 e incluso en la Italia fascista (si
bien es cierto que este puede ser sin duda uno de los autoritarismos que mas se
aproximó al ideal totalitario)
Se puede discutir sobre la conveniencia o no de de
clasificar el autoritarismo como un modelo independiente, o solo como una forma
imperfecta de totalitarismo o democracia, 6 serán las características que se
analizan para defender el porqué de esta separación respecto a los dos modelos típicos
anteriores, y su utilidad radicará en la ayuda que esto proporciona en la
comprensión de cómo estos regímenes solventan los problemas inherentes a todos
los sistemas políticos… (Control, legitimidad, reclutamiento de elites, etc...)
(Linz, 1974)
Entre los términos que nos ayudan a comprender al
autoritarismo como un término medio pero a la vez independiente, encontramos
clave en la definición de democracia la libre y pacifica competencia por el
poder político (lo que requiere del elenco de libertades políticas) y el
concepto totalitario de autocracia, dominación total y movilización controlada
por la elite, a la vez que: ideología oficial, partido único, control de medios
de comunicación, control de las fuerzas militares y estado policial, y por
último control total de la economía.
Por tanto entenderemos como régimen autoritario
aquellos sistemas con un pluralismo limitado, carentes de movilización política
intensa, y en los que el líder ejerce el poder dentro de unos limites mal
definidos pero predecibles
6 serán las características de estos regimenes, y
nos servirán posteriormente, según su estado para valorar las posibilidades de
una transición y hacia donde.
1. Pluralismo:
Pluralismo limitado, grupos de interés cercanos a
la “mentalidad” del régimen compiten por ocupar los puestos de poder cercanos
al líder/es. Existe “cierto grado de competición”, lo cual contrasta con el
predominio de los partidos totalitarios y a la vez con la libertad casi
ilimitada de las democracias
2. Mentalidad frente a ideología
Ante las ideologías intelectualmente elaboradas de
los totalitarismos encontramos un pequeño conjunto de pensamientos o
sentimientos emocionales que denominaremos mentalidad, utopía contra
pragmatismo, es singular la aportación de la doctrina católica en los
autoritarismos, lo que nos lleva a preguntarnos hasta que punto pueden suplir
la carencia de ideología, encontrando entonces una grave insuficiencia como
aspirante a articular el régimen, y es su internacionalismo y subordinación a
un elemente externo e incontrolable como puede ser el Papa.
3. Apatía frente a movilización
Dice Herbert Matthews refiriéndose al caso
español, que el orden se mantiene esencialmente porque el pueblo lo desea, opino
que en un país que tras sufrir una devastadora guerra civil y diez años de dura
represión con un total de casi un millón de bajas humanas (sobre una población
aproximada de 17 millones de habitantes ) hace imprescindible matizar su
explicación sobre la actitud de la población, y es aquí donde encontramos la apatía,
la aceptación pasiva, (a veces incluso sumisa) que se contrapone con la
movilización del totalitarismo, mientras en estos últimos acaba siendo
imprescindible la adopción del ideario (con nosotros o contra nosotros) en casos
como el español, la población que no gana nada del régimen aspira a que se la
deje lo mas en paz posible.
Ente los motivos que encontramos para esta apatía
puede influir una baja renta media o la analfabetización o por el contrario la
aproximación del régimen en una de sus fases al polo democrático o totalitario,
En general bajo los autoritarismos la afinidad a
los grupos de interés surge para nutrir de personal a la maquinaria estatal.
4. El partido autoritario
Mientras el partido nazi fue el instrumento en
torno al que giró el ascenso y toma de poder del nacionalsocialismo alemán, en
los casos de regímenes autoritarios, el partido suele crearse a posteriori,
para articular la pseudo-ideología que antes hemos denominado mentalidad,
leyendo a Stanley G. Paine (1965) encontramos que aunque ciertamente existe
Falange antes de Franco, e incluso reconociendo cierto carisma a su líder e
ideólogo, su influencia en la política estatal hasta la victoria nacional es
menos que ínfima, sin casi afiliados, sin presupuesto, y sin resultados
electorales dignos de ser llamados tales, y solo cuando Franco necesita dotar a
su creación de cierto marco teórico usa a su antojo el simbolismo falangista, a
la vez que suma otro pretendiente al reparto de poder con el que llevar a cabo
los equilibrios necesarios para mantenerse cómodamente en la cumbre, cumpliendo
así el objetivo de introducir un elemento mas en el pluralismo de poder, pero
esta vez limitando su función a fuente de simbología y reclutamiento de
miembros de la élite.
5 y 6. Control de medios
de comunicación y posición de los militares
Son quizá estos dos puntos los que menos diferencias pueden llegar a plantear
con los sistemas totalitarios, ya que el control de los medios de comunicación
son férreos, y la posición de los militares es en todo caso incomoda,
subordinado en un caso al partido único y en el otro a la dirección del Líder o
Junta que gobierne, si bien en este último caso, mediante la asignación de
oficiales a los puestos de responsabilidad del régimen, así como el hecho de
compartir simbología y principios puede fortalecer su lealtad y atenuar su
incomodidad.
Como conclusión se alega que los autoritarismos
son regímenes híbridos e inestables que sufren la tensión de direccionarse a
uno de los polos debido entre otras cosas a su poca creatividad ideológica, aun
así algunos han durado varias décadas, y aun así sorprendentemente, se da una
escasez de transiciones hacia alguno de los polos, y en caso de darse suelen
resultar imperfectos.
En otro orden de cosas encontramos el estudio del
Lijphart sobre modelos democracia, al profundizar en los sistemas autoritarios,
será interesante este estudio toda vez que podamos vislumbrar que opciones de
cambio se manejan una vez superada la etapa autoritaria, y por tanto no es de
menor relevancia la posibilidad de organizar el fututo sistema de manera
mayoritaria o consensual, y es aquí cuando encontramos que el excluyente
sistema mayoritario puede presentar problemas a la hora de reintegrar a las
minorías (tanto miembros del pluralismo autoritarista como de la oposición al
régimen), y es que si estas se ven fuera del juego político pueden presentar
otro tipo radicalmente distinto de oposición, imaginemos por ejemplo el caso
del PCE tras su legalización y ante la inminencia de las elecciones, sabiendo
asegurada su cuota por el sistema proporcional, podían haber abogado por la
ruptura en vez de remar conjuntamente junto con las demás fuerzas políticas en
el consenso constitucional llegando incluso a aceptar la monarquía constitucional.
Por otro lado, Samul P. Huntington (1994) defiende que en la historia
reciente el mundo se ha democratizado por olas que nos encontramos inmersos en
la tercera de ellas, que comenzó con la Revolución de los claveles en Portugal
en 1974 y que ha llevado a la democracia a una treintena de países desde
entonces y cuando no, a cierta liberalización de los sistemas existentes y es
por tanto una manifestación de una corriente general interconectada a nivel
global.
A su vez Paloma Aguilar (2003) compila las teorías de la transición y la
visión que dan varios autores y que serán la clave para ver que requisitos son
imprescindibles para encontrar dicha transición, a mi juicio destaco dos como
fundamentales: El desarrollo económico, social y cultural; y la actitud de las
élites, tanto las del régimen como las opositoras:
-
Siguiendo a
Lipset, las dos características que influyen en la estabilidad democrática
serán el desarrollo económico y la legitimidad política, la democracia se
relaciona según el con la prosperidad de la nación, a la vez naciones con
mayores niveles de educación producen actitudes mas tolerantes
-
Adam
Przeworski da la réplica afirmando que no es valida la comparación de datos
económicos en democracias ya estabilizadas, y es que no esta claro que la
prosperidad lleve a la democracia, sino que la democracia lleve a la
prosperidad (pese a todo considero que es frecuente el caso de países que han
prosperado bajo autoritarismos moderados y que han dado el salto definitivo
cuando el marco autoritario ya no era suficiente para mantener el nivel de
crecimiento
-
Por su parte
Robert A. Dahl destaca como punto clave el sistema de garantías que debe ser
establecido entre las dos élites (la poseedora del poder y la aspirante) a la
vez que vuelve a resaltar la necesidad de ciertas magnitudes estructurales
Por último Linz describe (1990) ciertos aspectos que deben ser tenidos en
cuenta a la hora de analizar las transiciones democráticas: las vías de acceso
(diez vías), quien ostentará el poder durante la transición y que método se
seguirá (reforma o ruptura):
-
En primer
lugar, citando a Stepan se definen las diez posibles vías de acceso a la
democracia política, en un primer grupo encontraríamos tres caminos hoy
obsoletos, pero decisivos en la definición política de países como la
R.F.Alemana o Japón, y consisten el establecer la democracia tras una ocupación
extranjera, ya sea siguiendo un continuo pues ha estado todo el tiempo
operativa (Dinamarca), la reformulación tras la liberación o la influencia externa
que guió el caso alemán. Por otra parte un segundo grupo nos muestra que tres
caminos se siguen de transición entre autoritarismo y democracia dentro del
orden nacional: transformación interna, dirigida por los militares o retirada
del poder de los mismos. Por último dedica un grupo con 4 caminos basados en
los papeles de la oposición, cuando la sociedad elimina el régimen, cuando hay
pacto entre partidos opositores, la revuelta violenta o la guerra
revolucionaria.
-
Por otra
parte expone las dos alternativas de gobierno provisional, el continuismo del
régimen anterior o una innovación democrática, ambas carecen de garantías de
triunfo y de la habilidad de consenso dependerá el éxito
-
A raíz de
esto compara ruptura y reforma, y es aquí cuando postula que en caso de
igualdad de fuerzas, solo la conjunción de ambas y la convivencia de fuerzas
harán posible la renovación
Conclusión.
Vemos los sistemas
autoritarios como un hibrido inestable entre dos tipos ideales, sin la inercia
suficiente para convertirse en un totalitarismo y sin la oposición necesaria
para arrastrarlo a la senda democrática posee sin embargo un fuerte instinto de
supervivencia, cada caso de autoritarismo es especial por las circunstancias
que lo han desencadenado, y serán las elites las que se aferren al poder.
Dentro del régimen se dan fases de aproximación a uno de los dos polos
existentes, en todo caso su supervivencia depende de que no agote su inercia y
provoque una crisis (acercándose demasiado al totalitarismo) o se agote el contexto
histórico en el que surge y otra forma de gobierno ocupe entonces su papel.
Como dice Huntington, es
la marea de la historia la que supedita que un sistema autoritario surja o se
debilite, que se escore hacia un polo u otro y que definitivamente fenezca por
la incapacidad final de solventar los empujones de los grupos de interés que no
encuentran acomodo bajo ese marco político y legal.
Pero no siempre la
democracia será el resultado, si hacemos caso a la tercera ola, hemos tenido y
quizá tendremos todavía unos años de transiciones democráticas a gran escala,
pero la vertiginosidad del tiempo puede hacer surgir una contra-ola que cambie
la tendencia actual y desbarate los progresos democráticos conseguidos a día de
hoy, donde inmersos en la era del terrorismo, las democracias actuales son mas
proclives a recortar libertades políticas y civiles que a darlas.
BIBLIOGRAFIA:
AGUILAR FERNÁNDEZ, P. (2003): “Teorías de la
transición y la consolidación democrática”, en DE BLAS GUERRERO, A., RUBIO
LARA, M.J. Y J. DE ANDRÉS SANZ, Teoría del Estado. Madrid: UNED: pp.
215-234.
HADENIUS, A. y J. TEORELL (2007): “Pathways from authoritarianism”, Journal
of democracy 18 (1): pp. 143-156.
HUNTINGTON, S. (1994): “¿Qué?”, en La tercera ola: la democratización a
finales del siglo XX. Barcelona: Paidós: pp. 41-106.
LIJPHART, A. (2006): “El modelo consensual en
Suiza y Bélgica”, en Modelos de
democracia. Formas de gobierno y resultados electorales en treinta y seis
países. Barcelona: Ariel: pp.
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LIJPHART, A. (2006): “El modelo Westminster
en el Reino Unido”, en Modelos de
democracia. Formas de gobierno y resultados electorales en treinta y seis
países. Barcelona: Ariel:
pp.21-31.
LINZ, J.J. (1974), “Una teoría del régimen autoritario. El caso de España”,
en FRAGA, M. y otros, La España de los años 70. Madrid : Moneda y Crédito: pp. 1467-1531
LINZ, J.J. (1990): “Transiciones a la democracia”, Revista de Estudios e
Investigaciones Sociológicas, nº 51: 7-33.
PAINE, S.G. (1965) Falange. Historia del
fascismo español, editorial Ruedo Ibérico, París.
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